Iglesias exige a los críticos que se callen, mientras los suyos señalan a Errejón

m. f. REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

La caída de Podemos en las ciudades que gobierna
A.L.C.

El 26J da un impulso a los que cargan contra el centralismo del partido y Podemos Andalucía pide tener un estatus distinto en la formación

29 jun 2016 . Actualizado a las 15:02 h.

El fracaso de la coalición entre Podemos e Izquierda Unida ha socavado la autoridad de Pablo Iglesias como líder de la formación morada. Es tiempo de revanchas de partido y de reivindicaciones territoriales. Iglesias respondió a las críticas internas que cargaron contra la alianza con IU y que proceden, sobre todo, del sector de Íñigo Errejón, número dos de Podemos y contrario al pacto. Y a las de Juan Carlos Monedero, cofundador del partido, que aseguró que sus excompañeros pecaron infantilismo al creerse las encuestas. Considera estas opiniones oportunistas. «No es serio arrimar el ascua a su sardina a toro pasado», dijo en La Sexta. Además, tiene otro frente abierto, ahora todas sus facciones quieren tener un estatus diferente dentro de Podemos. También Andalucía. ¿Y la responsabilidad del candidato? A él ni se le pasó por la cabeza dimitir. Aunque no descartó la posibilidad de convocar una asamblea para que decida sobre la dirección.

Podemos es una fuerza de apenas dos años y medio de vida. Pero las maniobras tras el sorpasso frustrado son propias de lo que los líderes de la formación morada consideran «la vieja política». Iglesias reclamaba «silencio, mesura y templanza», pero los suyos difundían otro texto en Telegram para contestar al que habían hecho público un día antes los afines a Errejón. En la misiva piden valorar «si la campaña se ha dirigido hacía la realidad o ha estado viviendo de espaldas a ella. Si la dirección de esta campaña no ha estado marcada por el espejismo demoscópico que nos han producido los medios de comunicación del adversario». Son dardos dirigidos al número dos, el director de campaña.

Después de incidir «en el fracaso profesional de las empresas demoscópicas», la formación morada analizará las causas del traspié electoral con una encuesta interna que ha encargado a Carolina Bescansa, secretaria de Análisis Político y Social, informa Colpisa.

«No analizar en caliente»

Iglesias exigió a sus militantes responsabilidad «para no regalar a los adversarios ciertos relatos y discursos». Y respondió también a Mónica Oltra, líder de Compromís, que destacó la posibilidad de que el acuerdo con IU hubiera espantado a los votantes moderados que sí los apoyaron el 20D. «No es bueno analizar en caliente», señaló.

El 26J ha producido un movimiento centrífugo en Podemos. Los diputados de Andalucía quieren tener un grupo dentro del partido, un estatus diferente, con más autonomía, para no ser menos que En Comú o En Marea. La aspiración de los diputados andaluces fue expresada por Sergio Pascual, exsecretario de Organización del partido y mano derecha de Errejón, que fue descabezado por Iglesias por su «gestión deficiente» de las crisis de diferentes ramas autonómicas de la formación. Aquí se unen los ajustes de cuentas internos con el impulso descentralizador que vive el partido. La petición de Pascual está avalada por Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía, que se encuentra entre los críticos con Iglesias.

Podemos Euskadi también comparte esta aspiración de formar un subgrupo diferenciado. Sus líderes se sienten fuertes al haber ganado tanto en diputados como en escaños, imponiéndose en las tres circunscripciones electorales.

Compromís, ¿en solitario?

En Compromís, algunas voces piden que su formación concurra al margen de Podemos a las próximas elecciones valencianas, que se celebrarán en el 2019. Además, los responsables del partido reiteran su voluntad de tener grupo parlamentario propio, objetivo que no consiguió ninguna de las llamadas «candidaturas de confluencia» porque la interpretación mayoritaria de la Mesa del Congreso fue que la demanda no se ajustaba al reglamento de la Cámara baja.

Iglesias dijo ayer que ahora «toca parar el balón, levantar la cabeza y analizar con calma». Pero su papel como capitán de escuadra se ha debilitado y ya ha tenido que despejar más de una pelota en el área.