El nacionalismo pone en juego su futuro con la idea de que el único voto útil para Galicia es el de Nós

Serafín Lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Carlos Callón, número un pola Coruña de Nós-Candidatura Galega
Carlos Callón, número un pola Coruña de Nós-Candidatura Galega PACO RODRÍGUEZ

La lista del BNG cierra una campaña dirigida a contener a En Marea para asegurar al menos un escaño en Madrid

19 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Si las generales de mañana plantean un escenario de fin de ciclo para el modelo bipartidista que se había consolidado en el país, para el nacionalismo gallego adquieren tintes épicos. Amenazada por el avance que los sondeos otorgan a la coalición estatal En Marea, la marca del BNG para estas elecciones (Nós-Candidatura Galega) se enfrenta al reto de salvar una representación en las Cortes decisiva para el futuro del nacionalismo. Quedarse a las puertas del Congreso por vez primera en 20 años, además de la pérdida de unos ingresos vitales para la formación, dejaría al Bloque muy tocado y con escaso margen de reacción para las autonómicas del otoño que viene. Consciente de la dimensión del reto, y fuera del foco de las grandes cadenas de televisión, Nós se ha volcado en una campaña distinta y directa, con el mensaje de que el voto a su candidatura es el único útil para que los problemas de Galicia lleguen a Madrid.

Esta idea, que forma parte del ADN nacionalista, se ha ido moldeando durante la campaña, hasta dar forma a un concepto que responde mejor a lo que el electorado potencial de la izquierda tendrá en mente a la hora de escoger la papeleta. «Nós-Candidatura Galega é a alternativa para telo todo o 20D: cambio de Goberno e voz propia de Galicia en Madrid». Así lo reivindicó ayer en el mitin de cierre Carlos Callón, número uno de lista al Congreso por A Coruña y depositario de las esperanzas del nacionalismo de revalidar al menos una de las dos actas que el BNG ostentó en esta última legislatura. Con ese mensaje de la ambivalencia para satisfacer al elector que busque contribuir a desalojar al PP, pero también para contentar al que además quiere que la agenda gallega siga contando en el Congreso, la candidatura del Bloque intenta minimizar el trasvase de apoyos a la coalición tripartita, propulsada por el gancho de Podemos como parte de esa campaña de cuatro alternativas definida en Madrid.

Cambiar la inercia

Porque Nós y En Marea, lista que integran varios candidatos que militaron en el BNG, pugnan por el mismo espacio electoral. Este es el principal escollo para la papeleta nacionalista en las primeras generales tras la asamblea de Amio, que dinamitó los equilibrios internos en la que había sido la casa común desde Riazor. El Bloque cuenta por dramas todas las citas electorales desde aquella fractura. En las autonómicas del 2012 perdió 124.000 votos respecto a las anteriores. En las europeas del 2014 se dejó 23.000. Y en las municipales de mayo pasado, 72.000. En las tres, el disgusto del BNG alimentó las sonrisas del partido de Beiras (Anova) y sus aliados, que se nutren de los apoyos que pesca en el que fue caladero de la casa matriz. Para tratar de cambiar esa inercia y facilitar una entente para las generales, el Bloque renunció a su marca. Pero el fracaso del intento evidenció que las heridas no solo no cicatrizaron, sino que están todavía más abiertas si cabe.

En esta tesitura, Nós solo mantendrá la presencia del nacionalismo en el Congreso si sofoca la hemorragia. La opción de Carlos Callón es la factible, pero difícil. Con una participación del entorno del 70 %, necesitará unos 60.000 votos en la provincia de A Coruña para conquistar un escaño que, previsiblemente, le dispute al PP o al PSOE. En las generales del 2011 sumó 77.000. Aunque Nós también alienta la expectativa en Pontevedra, concretarla será mucho más complicado.

No queda otra que agitar al electorado. Es lo que ha procurado Nós. Primero, con una renovación a fondo de las listas. Menos cuota orgánica y más frescura. Perfiles jóvenes para conectar con un segmento tradicionalmente afín al BNG y que está basculando hacia En Marea. Esa apuesta ha favorecido una campaña volcada en las redes sociales, en la que la imaginación suplió la falta de medios y de espacio en las televisiones. Nós se multiplicó ayer en Twitter. Fue el prólogo a un intenso mitin en A Coruña en el que Callón martilleó el mensaje de cabecera. «Sabemos que hai moitos galegos que teñen dúbidas entre mudar o Goberno do Estado ou que Galicia teña voz propia en Madrid. Con Nós non teñen que renunciar a ningunha das dúas, que poden telo todo, porque somos garantía de cambio e, ademais, somos o equipo da casa, como antes foi o BNG», proclamó Callón, que recriminó que «ningunha forza estatal falou dos problemas reais deste país». El acto culminó con el auditorio coreando con el candidato al Senado Xosé Luis Rivas, Mini, el viral himno de campaña, Nós, un soño necesario. No alcanzarlo mañana será la pesadilla del nacionalismo.