Los políticos no conectan con los jóvenes

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

De izquierda a derecha: Simón Iglesias, Borja Rey Vázquez, Alberto Briote, Claudia Lavandeira, Natalia Blanco y Adrián Pastoriza
De izquierda a derecha: Simón Iglesias, Borja Rey Vázquez, Alberto Briote, Claudia Lavandeira, Natalia Blanco y Adrián Pastoriza VÍTOR MEJUTO

Un grupo de seis muchachos dicen que no confían en la clase política en general, pero urgen un cambio

08 dic 2015 . Actualizado a las 15:54 h.

Tienen 18 años. Borja, Adrián, Natalia, Claudia, Simón y Alberto han crecido en diferentes ambientes. Unos son de campo. Otros de ciudad. Este grupo de estudiantes del Instituto de Educación Secundaria Ramón Menéndez Pidal, de A Coruña, representan a esa generación de 1,7 millones de jóvenes españoles nacidos entre 1994 y 1997 que podrán votar por primera vez el próximo día 20 en unas elecciones generales. Para algunos esa será incluso la primera cita electoral a la que acudan. Aunque su infancia ha transcurrido en una España en bonanza, han pasado la adolescencia en un país marcado por la crisis que estalló en el 2008. «No podemos dejar que continúen recortando, hay que dedicar más presupuesto a educación y sanidad para mantener el Estado de bienestar, es lo que han logrado nuestros padres, nuestros abuelos....», explica Claudia.

Como generación que ha crecido de la mano de las nuevas tecnologías, confiesan que las redes sociales son su principal fuente de información. Incluso alguno da más credibilidad a lo que circula por la red que a lo que publican los medios tradicionales. De política dicen saber lo justo, «porque no nos explican bien la ideología o el programa de los partidos. Deberían darnos alguna charla, alguien neutral que nos explicara los programas, lo que quiere hacer cada partido», pero no confían en la clase política. «Aquí en Galicia en las zonas rurales un pueblo es del PP y otro del PSOE, ocurre sobre todo entre la gente mayor. De ahí no salen y entonces tampoco puedes comparar o tener más referentes», coinciden Adrián y Claudia. Sobre qué programa presenta cada uno saben poco. Solo algún asunto al que se le ha dado bombo en las redes o en la tele.

No tienen confianza en los políticos «por los sueldos que cobran. No resulta justo que puedan cobrar a veces más que un profesor o que un médico. Porque a lo que cobran hay que sumar la dieta. ¿no?», dice Simón. Pese a ello votarán el día 20 porque es un derecho, pero solo dos tienen claro qué papeleta meterán en la urna. Lo que saben, explican, es a quién «no darán su confianza». Pero no adelantan nada «porque el voto es secreto».

«Los partidos más consolidados como el PP y el PSOE tienen un discurso que conecta más con los mayores, los emergentes (por Podemos o Ciudadanos) son los que quizá tratan de captar votos jóvenes», apunta Claudia. En lo que todos están de acuerdo es en la urgencia de un cambio. «Por lo menos para ver cómo lo hacen otros que no sean el PP o el PSOE», apunta Adrián. Pero votar a un partido concreto solo porque haya un cambio o para acabar con el bipartidismo no es algo que convenza a todos. «Supongo que has de tener una idea y votar en consonancia», explica Simón, que recuerda que hay muchos partidos pequeños que no hay que olvidar.

Sus preocupaciones

Tienen claro que hay que hacer mejoras en educación y en el mercado laboral. Al menos para poder tener una oportunidad que les permita poner su grano de arena en la mejora económica del país. «Los partidos deben tener más en cuenta a la clase obrera, porque al final es la que sustenta a las empresas o industrias que son el motor del país. Tienen que mirar por la juventud y favorecer el empleo, pero de modo real. Que dejen de mentir, que cumplan las promesas que hacen», reivindica Simón, Este estudiante de un módulo de Comercio combina sus estudios con trabajo. No es fácil. Y más en un contexto donde la tasa de paro en España entre menores de 25 años está en un 46,6 %, un porcentaje que aunque ha bajado es aún el más elevado de UE. «Estudiar y trabajar a la vez con el actual modelo educativo resulta muy complicado, porque no queda tiempo», argumenta Borja. Estos muchachos quieren quedarse a trabajar en el lugar en el que han nacido, pero saben que ahora no es fácil. Asumen que han de tener que ir fuera porque los salarios no se adaptan muchas veces al nivel de vida. Y ante tanto desencanto, ¿por qué no salen a la calle a protestar?. «Porque no te dejan», argumentan.

Un modelo educativo estable

A corto plazo lo que más les preocupa es el modelo educativo porque todos son estudiantes. «Tendrían que hacer una reforma que modifique la última que han hecho. Habría que suprimir las révalidas», dice Alberto.

Pero sobre todo, coinciden, deberían haber un modelo que no cambie con cada partido que llega al poder. Piden que los estudios realmente se adapten a lo que quieren hacer luego o a lo que van a trabajar.