El PP exige a Rivera que se defina y diga con quién pactará

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Julio Muñoz

Teme un acercamiento de Ciudadanos al PSOE, lo que sería letal para sus intereses

12 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El tiempo de las mayorías absoluta se ha acabado y llega el de los pactos. Esta está siendo la campaña de la guerra de los pactos. Todos hablan de ellos, pero nadie quiere desvelar sus cartas reales. Pero de lo que no cabe duda es de que el PP necesitará, según las encuestas, a Ciudadanos para gobernar en numerosas comunidades y ayuntamientos, incluidas las joyas de la corona, Madrid y Valencia. Y que el PSOE requerirá de Podemos y/o de Ciudadanos en otros tantos lugares.

Pedro Sánchez ha dado libertad a sus barones para que lleguen a acuerdos con otras fuerzas en sus comunidades, con la mira puesta en Podemos y Ciudadanos. Está dispuesto a pactar con todos, con solo dos líneas rojas, el PP y Bildu. Por su parte, Albert Rivera afirma que ve posible concertar con los populares y los socialistas, pero también con la formación que lidera Pablo Iglesias. Esa hipotética confluencia de PSOE, Ciudadanos y Podemos sería catastrófica para los intereses del PP.

Por eso la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, le recriminó que tenga ese «amplio espectro» de posibles pactos, lo que, en su opinión, denota su falta de ideas. También el portavoz de campaña del PP, Pablo Casado, exigió al líder de Ciudadanos transparencia, aclarar dónde está dispuesto a pactar con Podemos. «Lo de no definirse en política es muy fácil, pero a veces hay que definirse», señaló. Lo más importante para el PP es romper cualquier vía de entendimiento entre PSOE y Ciudadanos. Sabe que mantener buena parte de su poder autonómico y municipal dependerá de lo que haga este partido, su único aliado potencial.

Pero juega una doble estrategia. Mientras Mariano Rajoy critica a la formación de Rivera en sus mítines para marcar distancias y tratar de mitigar la hemorragia de votos que está habiendo hacia la nueva fuerza emergente, además, evita hablar de pactos, pero los barones hacen guiños a Ciudadanos, porque son conscientes de que se juegan seguir en el poder.

Ayer mismo el presidente dela Comunidad Valenciana, Alberto Fabra, para el que será imprescindible contar con su apoyo, según las encuestas, dijo que había «muchas coincidencias con nosotros y sobre todo en lo importante». La propia Esperanza Aguirre ha mostrado su «enorme admiración» por Rivera, cuyo respaldo le aseguraría la alcaldía de la capital.

Campo de pruebas

Por su parte, las dos fuerzas emergentes se dejan querer. Saben que serán decisivas, pero no quieren enseñar sus cartas de momento. Andalucía es su campo de pruebas. Ni Podemos ni Ciudadanos parecen dispuestos a facilitar de momento la investidura de Susana Díaz como presidenta, porque tendría un coste político el 24-M. Tampoco quieren dar la impresión de cerrazón absoluta, para no ser vistos como partidos que impiden la gobernabilidad. Por eso han puesto sus condiciones, que la socialista aún no ha cumplido. Todo indica que Díaz volverá a fracasar en su tercer intento en la votación del jueves en el Parlamento andaluz y que la solución llegará después del 24-M, a través de pactos que engloben tanto la comunidad como los ayuntamientos. Lo que están dejando claro Podemos y Ciudadanos en Andalucía es que van a vender caros sus apoyos, que tendrán que presentar como victorias políticas a sus electorados, ya que luego vienen las elecciones generales, su auténtica reválida. Por su parte, después de lo que se está viendo en Andalucía, el PP perderá legitimidad para reclamar que gobierne la lista más votada allí donde puedan desalojarle del poder lo que llama «pactos de perdedores».

Sacar los dientes

Mientras tanto, Pablo Iglesias prosiguió ayer su agresiva campaña contra el PP. El secretario general de Podemos pidió a sus simpatizantes «que saquen los dientes» y digan que Madrid «no aguanta a más mafiosos ni a más traidores» y les instó a convencer cada uno a otras cinco personas para que voten por el cambio.