Esta es la élite de los estudiantes gallegos

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

Alejandro Costoya, Alba García y Samuel González, tres de los diez ganadores de las becas de postgrado de la Fundación Barrié para el próximo curso
Alejandro Costoya, Alba García y Samuel González, tres de los diez ganadores de las becas de postgrado de la Fundación Barrié para el próximo curso

La Fundación Barrié da a conocer el nombre de sus diez becarios de posgrado, que estudiarán en los mejores centros de Europa

26 abr 2019 . Actualizado a las 11:41 h.

De Lugo, Carballo, Mos, Betanzos, Vigo, A Coruña.... Los diez jóvenes que han conseguido la beca de posgrado de la Fundación Barrié son la élite de los universitarios gallegos. Estudiantes con media de sobresaliente en sus carreras, incluso en las difíciles ingenierías. Los destinos a los que acudirán gracias al pago de la ayuda son los mejores centros educativos del mundo: Cambridge, el Imperial College de Londres, la Universidad de Zurich o el MIT norteamericano. Todos ellos se suman a la nómina de becarios de la Barrié, que alcanza los 694 nombres desde 1990 con una inversión acumulada de más de 41 millones de euros. 

Cualquiera de los ganadores de esta beca tiene un expediente envidiable, como es el caso de los tres estudiantes con los que habló La Voz:

Samuel González nació en Vigo y vive desde hace cinco años en Polonia. Él estudiará en Cambridge el próximo curso gracias a la beca de la Fundación Barrie
Samuel González nació en Vigo y vive desde hace cinco años en Polonia. Él estudiará en Cambridge el próximo curso gracias a la beca de la Fundación Barrie

Samuel González Rodríguez. Es el veterano de grupo, ya que tiene 28 años y una biografía menos habitual en este programas de becas: Samuel es de Vigo, hijo de un autónomo y una ama de casa. Con 18 años se decantó por la FP y realizó un ciclo de Administración y Finanzas, que terminó con una media de 9,1. De ahí pasó al grado de Comercio, en la UVigo, también realizado con calificaciones excelentes (9,5 y Premio Nacional de Excelencia). Su vida cambió en cuarto de carrera, cuando se fue a Polonia a hacer un Erasmus y se enamoró de la que hoy es su prometida. Entonces renunció a una beca del Banco Santander para seguir estudios en Sao Paulo y prefirió empezar a trabajar: lo hizo en Mars, la multinacional de la alimentación, en Polonia.

«Quiero convertir los retos en oportunidades»

Ahí ha estado hasta ahora, cuando cree que es el momento de dar un paso más en su carrera profesional con un MBA en la Universidad de Cambridge con el objetivo de ayudar a la transformación digital de las empresas: «Cambridge es conocido como el Silicon Fen [la zona es el sur del Fenland Inglés] y es la zona con más innovación per cápita, y la tercera en innovación del mundo». Una vez que se forme, Samuel espera regresar a Galicia para «convertir los retos (cambio climático, desempleo, falta de oportunidades...) en oportunidades. Si lo vemos así podemos resolver problemas a la vez que crecer económicamente». Y pone un ejemplo: «Un problema que hay en Galicia es el envejecimiento poblacional, ¿no? Pues si creas una empresa que ofrece productos o servicios tecnológicos a los mayores, les permitirás tener más independencia a la vez que generas riqueza económica». Samuel está convencido de que el MBA le permitirá ayudar en el futuro a las empresas «para paliar la falta de capital humano y de capital técnico, que son los factores que lastran la productividad en España». En cuanto a la ayuda de la Barrié, reconoce que le permitirá centrarse en su formación, sin tener que compaginar estudios y trabajo.

Alba García Rey es de A Coruña y el curso que viene hara un máster de computación en el Imperial College de Londres
Alba García Rey es de A Coruña y el curso que viene hara un máster de computación en el Imperial College de Londres

Alba García Rey. Coruñesa del 97, Alba García decidió en segundo de bachillerato, que cursó en el IES Eusebio da Guarda, decantarse por la Ingenería Biomédica tras pensarlo mucho. «Me gustaba la medicina y dedicarme a la salud, pero también las herramientas de la ingeniería, las matemáticas. Por eso, cuando en segundo de bachillerato me enteré que existía la Ingeniería Biomédica, que en ese momento no la había en Galicia, me di cuenta que eso era exactamente lo que quería estudiar». Como era una alumna brillante, Alba obtuvo plaza en la Universidad de Barcelona (UB) y ahí está ahora terminando la carrera, con una media espectacular (8,6).

«Entrenas los algoritmos para ver un tumor en nuevas imágenes»

Quiere dedicarse a la investigación, y en concreto al uso de las matemáticas para la mejora del diagnóstico por imagen, que explica de una manera sencilla: «Entrenas los algoritmos a través del análisis de la imagen de miles de resonancias magnéticas de muchos tumores y así los preparas para ver un tumor en nuevas imágenes», más que el ojo de cualquier médico. Alba quiere dedicarse a la aplicación de la computación al diagnóstico y aunque su plan a medio plazo es hacer el doctorado en Europa le gusta más la investigación traslacional (la aplicación en la práctica clínica) que la básica (de laboratorio o incluso en fases anteriores más teóricas). Al igual que los otros ganadores de las becas de la Barrié, para Alba esta ayuda ha sido fundamental: «Uno pide varios másteres y es posible conseguir uno, pero la beca de la Barrié es diferente, hay mucha competencia y ni siquiera cuando vas a la entrevista puedes garantizar que te la den». Reconoce que sin esta ayuda económica no podría afrontar sus estudios: «No es solo la matrícula [más de 17.000 euros] sino vivir en Londres [irá al Imperial College a hacer un máster de computación], que es carísimo». Por eso «sin la beca tendría que haber elegido otro máster o habría optado por trabajar un año para ahorrar. Así me puedo centrar en mis estudios, es una oportunidad única».

Alejandro Costoya es de Betanzos y está terminando Ingeniería Biomedica en Valencia
Alejandro Costoya es de Betanzos y está terminando Ingeniería Biomedica en Valencia

Alejandro Costoya Sánchez. También Alejandro ha hecho Ingeniería Biomédica, pero en su caso en la Politécnica de Valencia (UPV). Como le pasó a Alba, Alejandro no sabía de la existencia de esta carrera, y fue su madre «que investigó qué opciones había» la que lo puso sobre la pista. «Cuando me lo dijo -recuerda- pensé "esta es mi carrera". Antes dudaba entre el doble grado Matemáticas-Física o Medicina», pero reconoce que le alegra la opción elegida porque aunque le gusta la medicina, teme no valer para tratar con los enfermos. Por eso no dudó en desplazarse a Valencia, y desde hace dos años compaginar los estudios con el trabajo de colaboración en un laboratorio de investigación vinculado al campus. Cree que «colaborar en este centro es lo que me ha dado opciones de entrar en el máster de Ingeniería Biomédica del Imperial College de Londres, porque mi expediente no es excelente», aunque acto seguido reconoce que tiene un 8,6 en la carrera.

«No descarto dedicarme a la neurología a través de las resonancias magnéticas»

Al igual que Alba, este betanceiro del año 97 quiere dedicarse al diagnóstico no invasivo de lesiones, aunque en su caso en la vertiente más física: «Colaboro con una investigación que se centra en detectar problemas de la aurícula sin hacer cateterismos»; esto lo consiguen, explica, con una camiseta que tiene muchos sensores que forman una imagen de electrocardiografía. «Esto me parece interesante, pero tampoco descarto dedicarme más a la neurología a través de las resonancias magnéticas». Su horizonte a largo plazo es Galicia, recalca, pero antes también piensa en hacer el doctorado, posiblemente en España.