¿Está la jornada partida en vías de extinción en Galicia?

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

EDUCACIÓN

José Manuel Casal

Padres y profesores reivindican un horario matutino que a veces Educación se resiste a aprobar por los costes

15 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Regresar a casa a las cuatro y media, una petición a priori sencilla que, sin embargo, lleva desde 1987 acarreando quebraderos de cabeza a padres y profesores de menores gallegos en edad escolar. Y eso que hace casi treinta años que el Gobierno de la comunidad autorizó, con carácter experimental, la jornada única de mañana en 82 centros de infantil y primaria. Un suma y sigue desde ese momento. Sin embargo, pese a los óptimos resultados que, según los expertos parece tener este horario, tres de cada diez centros gallegos todavía no la han implantado, a veces porque no pueden. El que lo logró tras un encierro de los padres fue el centro escolar de Ventín, una escuela del núcleo de Milladoiro, en el concello de Ames. Los padres no dejaron su encierro hasta que lograron la jornada única. Pero no ocurre igual en todas partes.

¿Por qué es tan relevante el horario escolar de los niños, tanto como para llegar a encerrarse? ¿Qué impide a Educación implantar la jornada única en determinados colegios? Fuentes de esta consellería aseguran que siempre que exista un acuerdo del consejo escolar, del claustro de profesores y un informe favorable del servicio de transportes de la delegación provincial de Educación no habrá inconveniente en aceptar el cambio de jornada de cara al próximo curso. El problema es que la dispersión geográfica que acusa Galicia no facilita las cosas. «Es un requisito indispensable que el nuevo horario no suponga un incremento del gasto en transporte. Hay que tener en cuenta que, sobre todo en las zonas rurales, un mismo autobús recorre varios colegios: si uno modifica su horario hay que crear un servicio nuevo».

Para los más críticos con el horario continuo, la excusa del transporte les viene como anillo al dedo, pero no es la única. Las actividades extraescolares y el comedor son otras. Temen que estos servicios desaparezcan si los niños se van a comer a casa. Aunque para el director del colegio de Ventín, nada más lejos de la realidad. «Llevamos casi dos años con la jornada de mañana, y en este tiempo no solo no hemos dejado de lado el comedor, sino que aprovechamos estas horas para preparar las actividades de la tarde».

Este centro es uno de los espejos en los que se mira buena parte del colegio O Cruce, en Carballo, donde este mes los padres votaron si se dejaba a un lado la jornada partida o no. Finalmente, y tras un largo recorrido, no lograron el respaldo suficiente, pese a que los que votaron querían la jornada única. LA cuestión es que, como explica ahora Miguel Cousillas, presidente del ANPA del Eduardo Pondal, en Ponteceso, «muchos piensan que con la jornada continua se pierde el comedor». Al parecer, esa es la piedra angular de las opiniones encontradas sobre un tema como la jornada única.