Los expertos apoyan la evaluación del profesor, pero sin vincularla al salario

EDUCACIÓN

Álvaro Ballesteros

Admiten que ya existen fórmulas, aunque debe revisarse el qué y el cómo se valora

30 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«El buen maestro no puede cobrar lo mismo que el malo». La frase, del filósofo y pedagogo José Antonio Marina, a quien el nuevo ministro de Educación encargó el libro blanco de la profesión docente, ha levantado más de una ampolla. Quizás por su visión economicista, por su simpleza o porque esconde la necesidad de abrir un debate sobre el reconocimiento de los profesores españoles. La Voz ha reunido a expertos de la comunidad educativa para analizar si se evalúa al profesor actualmente; cómo se hace y cuáles deberían ser los objetivos para el futuro. Son Manuel Corredoira, director xeral de Educación; Adelino Pose, presidente de la Asociación de Directores de Institutos de Galicia; Carmen Fernández Morante, decana de Ciencias da Educación en la USC; Julio Díaz, presidente de ANPE; y Raúl Eirín, coordinador del máster de profesorado de secundaria en la USC. Coinciden en que todo docente debe ser valorado, que es preciso revisar los mecanismos que hay, y que nunca puede vincularse a una cuestión economicista.

Sexenios y quinquenios

Lo primero es saber si los profesores gallegos -37.000 de enseñanzas no universitarias- están evaluados. Y lo están. Otra cosa es si se eligen los indicadores y las compensaciones adecuadas. «Ya existen medidas que reconocen la productividad -apunta Fernández Morante-, la cuestión es si las usamos correctamente, los sexenios o quinquenios, y cómo se evalúan» .

En Galicia, las posibilidades que tiene la comunidad para incentivar a los docentes son a través de complementos como los sexenios, tutorías o la retribución de cargos directivos, aunque en este caso se reconoce el trabajo de gestión, no el docente. Uno de estos parámetros, el sexenio, valora las horas de formación y está vinculado a dinero: «Pero no valoran el rendimiento», explica Corredoira. Y de hecho hay discrepancias sobre cómo funciona. «A carga de formación que se esixe non pode ser a mesma no primeiro sexenio que no último, ao mellor no primeiro hai que esixir máis», explica Julio Díaz.

Lo que tienen claro es que no debe haber una relación directa entre valoración del profesor y sueldo, y que los resultados académicos del alumno no son el elemento clave. «Claro que debe valorarse al profesor, lo que implica evaluar y reconocer, eso no puede ponerse en duda. Pero hay una serie de requisitos para hacerlo que tiene que ver con las condiciones y la imagen que tiene el docente», cuenta Morante. «É imposible facer unha valoración exclusivamente por rendemento, porque hai moitísimas máis variables», apunta Díaz. «Está claro que hay que evaluar la progresión del alumno, pero no limitarlo a un tipo de calificaciones», añade Fernández Morante.

Adelino Pose, director de instituto, indica numerosos aspectos que no se reconocen lo suficiente, como la participación de centros y profesores en proyectos educativos: planes de formación, Erasmus, plan proyecta... Raúl Eirín se manifiesta en la misma línea: «O labor dun profesor é un labor de equipo. Creo que a Administración podería fomentar este tipo de esforzos, que o traballo colaborativo dos docentes sexa avaliable, e que esa actitude se poida valorar positivamente».

Coinciden los educadores en que hay indicadores ilógicos, como que una tesis sea valorada casi al mismo nivel que un curso de formación. O la escasa valoración que tiene ayudar a formar a los futuros profesores en las prácticas. Sin olvidar que un sistema no puede evaluar solo al profesor, sino a la comunidad educativa. Y de ahí, explica Adelino, la importancia de mejorar la relación con las familias, «e iso é unha cuestión nosa, non vai vir a Administración educativa. Nós temos que demostrar, para que a sociedade nos aprecie e facernos valer».

Concursos de traslados

Como explican todos, el que la carrera del docente sea plana y solo pueda reconocerse mediante puntuación para concursos de traslados, para recibir algún tipo de complementos bastante generalizados o para acceder a un cargo de gestión, complica la situación, pero desde la Administración no cierran puertas. «Todo ten que negociarse e pactarse. Nunha mesa sectorial establécese unha normativa cunha serie de parámetros. E aí onde se negocia cada punto, se un baremo sube ou baixa», aclara Corredoira. Y quizás haya que revisar qué y cómo se reconoce al profesor.