Cientos de niños no irán al cole elegido

EDUCACIÓN

El número de pequeños de tres años que no entran en el centro deseado bajó, pero el año pasado aún hubo medio millar; la mayoría ni lo solicita al no tener opciones

04 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nicolás tiene tres años y vive en A Coruña, muy cerca de Cuatro Caminos. En su zona de influencia están dos colegios que para sus padres resultan idóneos, uno de ellos público, el colegio San Francisco Javier, y otro concertado. Pero seguramente no presentará la reserva de plaza en ninguno de ellos. Porque se trata de dos de los centros con más demanda de la ciudad, y hasta han tenido mala suerte con la letra del apellido que desempatará en caso de igualdad de puntos entre varios pequeños.

Nicolás no formará parte de la estadística oficial de alumnos que no logran entrar en el colegio elegido en primera opción, pero sí de los miles de pequeños de tres años que, sobre todo en las grandes ciudades, no se escolarizarán en el centro deseado. Y es que si un padre sitúa en primer lugar un colegio en el que no tiene opciones, sus posibilidades para acceder al que ha puesto como segundo se reducen, porque pasarán por delante de él todos los que lo eligieron en primera opción.

A Coruña, la más problemática

Las estadísticas oficiales de la Consellería de Educación, sin embargo, al recoger solo los datos de las familias que no entran en el colegio designado en primer lugar, reflejan que son cientos los menores que se quedarán fuera del centro deseado en las siete ciudades. El año pasado fueron medio millar, 166 en A Coruña, la urbe con más problemas.

La cifra es significativamente menor que hace años. En el 2009, solo en la provincia de Pontevedra eran más de 600 los niños de tres años. De hecho, mientras en el 2014 solo el 8 % de los pequeños de tres años no entraron en el colegio que querían en A Coruña, en el 2009 superaba el 15 %.

Uno de los motivos por el que cada vez más niños entran en el colegio que quieren es el descenso de la natalidad. Los pequeños que se escolarizarán en el curso 2015-2016 son aquellos que nacieron en el año 2012. Según las estadísticas del IGE fueron 21.089, la cifra más baja de los últimos siete años. Plazas hay para todos, pero muchas veces no gusta dónde están. El año pasado la Consellería de Educación puso a disposición de los padres 29.081 puestos en cuarto de infantil -tres años-, y eso que solo se presentaron 19.833 solicitudes.

Unas 10.000 plazas en las urbes

Incluso en las siete ciudades hay más plazas que peticiones, ya que el año pasado había 10.048 vacantes para 8.405 solicitudes. Pero mientras algunos centros o localidades se quedan con vacantes, otros siguen sabiendo que han dejado a padres sin una plaza para sus hijos. No suele ser un capricho. A la cercanía con el domicilio o el lugar de trabajo se suman otros factores que constituyen una enorme diferencia entre un centro y otro. El horario, por ejemplo, la existencia de comedor o servicio de madrugadores, y la posibilidad de que los pequeños se queden hasta tarde en el centro con tareas extraescolares. «No hay colegios malos», dice el director de uno de los más demandados de Galicia, el San Francisco Javier de A Coruña, Emilio Veiga, pero es cierto que los condicionantes influyen mucho en las preferencias de los padres. Sostiene Veiga que hay dos momentos fundamentales en relación con la educación de los niños que preocupa considerablemente a las familias: cuando llegan a la escuela, y cuando aterrizan en el instituto, ya que desde que se adelantó a los 12 años -antes lo hacían a los 14-, consideran que aún son muy pequeños.

Hasta el 25 de abril

El proceso de matrícula para los niños que inician su vida en la escuela empezó esta semana, pero no finalizará hasta el mes de junio. El 25 de abril es la fecha límite para que los centros publiquen el listado provisional de admitidos y rechazados, y tras el período de reclamaciones, la publicación del listado definitivo y un plazo para presentar recurso de alzada ante Educación, no será hasta junio cuando se formalice la matrícula en los colegios.

Tener hermanos en el centro, la suerte del sorteo de la letra y luchar contra la picaresca

En el año 2006 medio millar de familias permanecían en vilo en el mes de agosto en A Coruña. Un goteo de recursos tras las reclamaciones presentadas por algunos padres llenaron de incertidumbre a los progenitores que, a veinte días de empezar el curso, no sabían dónde se escolarizarían sus hijos. La picaresca, los empadronamientos o alquileres temporales, las declaraciones de la renta complementarias o todas aquellas argucias que algunos padres ideaban para matricular a sus hijos son ahora menores. Educación lleva años poniéndose las pilas para evitar estos problemas aunque, eso sí, cierto es que la Administración no actúa de oficio, así que si no hay denuncia, no hay investigación.

Uno de los avances de la Xunta es contrastar los datos con Hacienda para evitar que las cifras de renta no sean las correctas. Otro ha sido cambiar el baremo.

La última norma, del 2013

En el año 2007 se elaboró un decreto en el que se equiparaba el tener un hermano en el centro con vivir en la zona de influencia, que antes era el criterio más valorado. Pero en el 2012 se redactó otra norma -la que está en vigor actualmente-, en la que tener hermanos en el colegios se convirtió en el requisito más importante, ocho puntos frente a seis del domicilio, una medida lógica si se piensa en la conciliación, ya que se daban casos de familias con sus hijos escolarizados en centros diferentes.

Este decreto que entró en vigor en el 2013 incorporaba otra novedad, que el Consello Consultivo no vio con buenos ojos en su dictamen, permitir a los centros que decidan un punto del baremo, siempre que sea un criterio objetivo, publicitado, y que cuente con el visto bueno de la inspección educativa.

Decantarse por la pública

Muchos centros públicos decidieron elegir el hecho de que los padres se decantasen en primera opción por este tipo de enseñanza, mientras que en la red de los concertados la más utilizada fue ser hijo de exalumno. Es decir, que a los puntos por domicilio, hermanos en el centro, familia numerosa o renta se sumaría uno más si el padre o la madre estudiaron en el mismo colegio.

A la puntuación que puede sumar un alumno por los criterios del baremo y por el que deciden los centros se suma otro factor a la hora de entrar en el colegio, la letra que todos los años se sortea para desempatar en caso de idéntica puntuación. Parece casi anecdótico pero no es raro cuando los niños inician la escolarización que tengan la misma suma, ya que si no tienen hermanos vivir en la zona de influencia es determinante. De ahí que este año, que ha salido la «h» y la «e», en el momento de acceder a un centro en el que hay más solicitudes que plazas vacantes tengan más opciones los niños que se apellidan Hernández o Iglesias que los González o García, que se quedarían prácticamente al final.