Empresas gallegas alimentan el fraude incorporando a 7.000 falsos autónomos

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

ROGAN WARD | Reuters

Las ofertas de trabajo para autoempleados se disparan pese a las mayores sanciones

25 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Empresa de telecomunicaciones en expansión selecciona instaladores de fibra óptica autónomos, para jornada completa de lunes a viernes y sábados alternos. Se requiere no tener personal a su cargo, negocios o empresas». Este anuncio aparecía este martes en una web de empleo. Hay muchos más del estilo en cualquier portal de ese tipo, donde, tras la demanda de un trabajador por cuenta propia, está una empresa que recurre a esta fórmula para incorporar personal de manera fraudulenta.

Son los falsos autónomos, una manera de engordar plantillas sin cargas sociales. No es un invento de ahora. Pero la novedad es que la aparición de nuevos sectores vinculados con la tecnología, el reparto o los servicios colaborativos están provocando un repunte que, en Galicia, eleva a más de 7.000 el número de autoempleados fichados por empresas de forma irregular, a pesar del endurecimiento de las sanciones.

Actualmente existen más de 200.000 personas que desarrollan su actividad profesional en España bajo la figura del falso autónomo, según la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae). La Federación de Autónomos (ATA) dijo este martes que no son tantos, y rebajó al cifra a 100.000. En todo caso, su presidente, Lorenzo Amor, opina que es necesario combatir este «fraude de ley» con medidas efectivas como la creación de un registro de trabajadores económicamente dependientes (los denominados Trade, que sí se ajustan a la legalidad) para «facilitar a los servicios de inspección un mayor control de las empresas que utilizan esta figura».

Ilegalidad encubierta

La diferencia entre un falso autónomo y un Trade a veces se confunde. El primero es una figura fraudulenta, porque se trata de trabajadores formalmente registrados por cuenta propia que pagan sus cuotas, pero que se integran en el organigrama productivo de una compañía. «De esta forma, la empresa consigue importantes ahorros en el salario, ya que elude pagar la cotización social que tendría que asumir si fuera asalariado y también en caso de despido, ya que no le corresponde indemnización», explica ATA. 

Mientras que un Trade es un autónomo que trabaja de forma habitual para un cliente del que recibe al menos el 75 % de sus ingresos netos, y con el que se vincula mediante un contrato mercantil. «Si tú eres autónomo, no recibes órdenes, gestionas tu propio trabajo y tus horarios. El falso autónomo tiene un horario fijo y está bajo las órdenes de otras personas», aclaran desde Uatae.

Para tratar de mitigar este problema, el Gobierno aprobó hace una semana el plan estratégico de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social 2018-2020, que refuerza las inspecciones laborales.

Entre otras cosas, el programa incluye la supervisión de la economía de plataformas colaborativas y acciones específicas en relación con falsos autónomos.

«Si la inspección detecta un falso autónomo. La sanción a la empresa iría desde los 3.000 hasta los 10.000 euros», afirman desde Empleo. Además, se exigiría el abono de las cuotas de la Seguridad Social por este trabajador con carácter retroactivo y con un recargo.

Para el falso autónomo no se contemplan sanciones, ya que se le considera víctima.