La compañía reduce a diez los consejeros tras cesar a los dos vocales de la vieja Pescanova
28 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El 2016 fue el segundo año de Pescanova bajo el control de la banca acreedora, y se cerró tal y como apuntaba el plan estratégico 2016-2020 diseñado por la compañía, con un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 68 millones de euros, prácticamente el doble que el del año anterior.
Las ventas también experimentaron un ligero repunte, hasta los 1.060 millones, 60 más que el año anterior (un 5,2 % de incremento). Es un buen dato, ya que, al cierre del pasado ejercicio, la compañía todavía estaba arrancando la puesta en marcha del ambicioso plan de negocio, que prevé haber aumentado la facturación actual en un 50 % en el 2020.
Las cuentas de la sociedad aprobadas ayer por la junta general de Nueva Pescanova confirman que la compañía, que superó el concurso de acreedores en mayo del 2014, necesitaba una importante inyección de liquidez -es decir, la ampliación de capital de 350 millones de euros aprobada- para que fuera viable. Los datos revelan un resultado final del 2016 con pérdidas por valor de 35 millones. La multinacional cerró el 2015 con un resultado negativo de 6,5 millones. El capital social de la empresa después de la ampliación alcanza los 144 millones de euros.
«La compañía ha resuelto la delicada situación patrimonial y está avanzando en el camino de la tan esperada normalidad», manifestó el presidente de Pescanova, Jacobo González-Robatto.
Cese de consejeros
La junta de accionistas de la firma adoptó también ayer la decisión de cesar del consejo a los dos vocales de Pescanova S.?A., la sociedad de cartera en la que se ha quedado el accionariado de la antigua Pescanova. La supresión de estos dos puestos es consecuencia de la dilución que ha sufrido su peso en la multinacional que controla la gran banca. Ahora solo tienen el 1,7 % del capital, cuando su participación llegó a ser del 20 %. Pescanova S.?A. ya ha anunciado que recurrirá esta decisión.