Más con menos

ECONOMÍA

03 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La recuperación está aquí, nadie la cuestiona. Lo que no está tan claro son los ritmos de penetración en la sociedad. Mientras nuestro producto interior bruto (PIB) bate récord de crecimiento para una economía desarrollada, como se supone que es la nuestra, los ciudadanos seguimos fuera de juego. Es evidente que en algún punto nos estamos perdiendo.

Para encontrar una respuesta, debemos avanzar en un concepto: desigualdad. Y no quedarse en una lectura de empresarios y trabajadores, ese análisis sería demasiado simple. Una parte de la sociedad pasó de puntillas por la crisis económica. ¿Quiénes? Empresas con fuerte presencia internacional o determinados sectores como, por ejemplo, el turismo del Mediterráneo. Mientras unas, en su supervivencia, se iban musculando, otras, quizás bastantes más, caían derrotadas. Y al derrumbarse, convirtieron el desempleo en una plaga maldita y, no solo eso, nos legaron una devaluación competitiva, es decir, tiraron a las alcantarillas los costes laborales.

Hoy, el país ya produce a unos parámetros adecuados, prácticamente como en el 2008, y con dos millones menos de personas. Las empresas tractoras de España están creciendo a través de mejoras de la productividad y aquellas que no son capaces de mejorar sus ratios de producción se están aprovechando de los bajos costes laborales. Por lo tanto, necesitamos que se activen los sectores intensivos en mano de obra para tensionar los salarios, pero la mayoría de estos, como el comercio o la construcción, están vinculados al consumo familiar, todavía muy endeble. Los hogares, especialmente los del norte de España, siguen viendo lejana la recuperación y, mientras esto ocurra, seguirán siendo tímidos como consumidores y agresivos como ahorradores. Si se consolida el marco de inflación moderada con tipos de interés bajos, estas tornas se darán la vuelta, veremos al ahorrista salir de compras. Será un paso más, quizás el paso definitivo.