Rato ocultó a Hacienda 14 millones para no tener que pagar 6,8 en impuestos

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Atlas TV

El exvicepresidente sostiene que hizo lo correcto y que no le debe nada al fisco

09 feb 2017 . Actualizado a las 02:03 h.

Hace ahora algo menos de dos años, en abril del 2015, España entera -o casi- asistía inmisericorde a la puesta en escena de una clamorosa caída en desgracia. Una de las más sonadas de la historia reciente. La de Rodrigo Rato, el superministro del milagro económico español venido a menos. Pasaban pocos minutos de las ocho de la tarde del 16 de abril del 2015 -un particular jueves negro para Rato- cuando el exministro salía escoltado por la policía fiscal -sin esposas, eso sí- camino de su despacho, donde continuaría el registro iniciado en su casa más de tres horas antes. Todo un espectáculo en pleno corazón del exclusivo barrio madrileño de Salamanca. Se supo entonces que sobre la cabeza del hombre que en su día llevó las riendas del FMI pendían presuntos delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal y alzamiento de bienes. Casi nada. Y también que había sido el propio Rato el que -sin querer, por supuesto- había puesto a Hacienda sobre la pista de sus desmanes cuando decidió acogerse en el 2012 a la amnistía fiscal de su, en otros tiempos, compañero de filas, Cristóbal Montoro. Lo hizo, según la investigación, para aflorar solo parte de su patrimonio familiar. Porque el resto, mantiene la Agencia Tributaria, siguió en la opacidad.

A punto de cumplirse ahora dos años de todo aquello, ha visto la luz el informe que la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) le ha hecho llegar al Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid.

No tiene desperdicio. En él -un documento de casi 650 páginas- los investigadores detallan de manera exhaustiva los supuestos tejemanejes del exvicepresidente y su maraña de empresas para no tener que pagar a Hacienda por el dinero que se embolsaba.

De acuerdo con el informe, entre el 2004 y el 2015, ambos inclusive, Rato se las ingenió para ocultarle al fisco algo más de 14 millones de euros, por los que, de haber hecho lo que tanto pregonaba en sus tiempos de todopoderoso ministro, cumplir con Hacienda, habría pagado 6,8 en impuestos. En todos y cada uno de esos años, con excepción del 2005, superó el tope de 120.000 euros defraudados, la línea que separa lo que es delito fiscal de lo que no. Si nos atenemos solo a los años no prescritos, del 2009 y al 2015, lo que dejó de pagar fueron 5,4 millones. El documento de la ONIF habla de movimientos de dinero a través de las sociedades panameñas Red Rose Limited y Westcastle, la británica Vivaway y la españolas Kradonara, que pudieron ser empleadas para ocultar rentas. Y de pagos en Suiza, Mónaco, Luxemburgo, Irlanda, Gibraltar, Australia, Suazilandia y Dominica. Entre las rentas ocultas destacan el grueso de los pagos que el exvicepresidente recibió como asesor en Caixabank, Santander y Telefónica. Solo los declaró en el 2008 y el 2009.

Durante los casi dos años que han transcurrido desde su detención, Rato siempre ha mantenido que hizo todo como es debido y que no tiene ninguna cuenta pendiente con Hacienda. Y eso mismo fue lo que hizo ayer. En declaraciones a la agencia Efe, el ex director gerente del FMI aseguró que demostrará que ha actuado «en todo momento» conforme a las leyes tributarias y que contestará «puntualmente» a las acusaciones de Hacienda.

De tribunal en tribunal

No es este el único frente judicial al que se enfrenta. Rato está también imputado por el despropósito de la salida a bolsa de Bankia y por el uso de las tristemente famosas tarjetas black de Caja Madrid. Un juicio este último que quedó visto para sentencia la semana pasada. La Fiscalía Anticorrupción ha pedido para Rato una pena de cuatro años de prisión. A la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Nacional, presidida por la veterana Ángela Murillo, le queda ahora dilucidar si los excesos cometidos por el exvicepresidente con las tarjetas supusieron algún tipo de delito: administración desleal y/o apropiación indebida.

Autosubvenciones desde el Gobierno para hoteles de lujo

Entre los casos que relata el informe de la policía fiscal se encuentra el referente al Hotel Alba de Layos (Toledo).

A los pocos meses de auparse hasta la vicepresidencia del Gobierno, a la que llegó en el 2003, Rato constituyó con sus dos hermanos -Ramón, ya fallecido y Mari Ángeles- la sociedad Cor Comunicación, dedicada a la publicidad y cuyo control total asumió el exministro en el 2013. El documento relata que esa sociedad contaba con dos proveedores (Grupo Macal y Media House) que a su vez pagaron rentas a Montelayos y a su filial Layosalud. Y atribuye al propio Rato la titularidad de esta última.

Fue precisamente Layosalud la que promovió la construcción de un hotel de cinco estrellas en la localidad toledana de Layos y por cuya explotación recibió en el 2003 una subvención algo inferior al millón de euros. Se la concedió la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, presidida en ese momento por Rato.

El informe de Hacienda considera probado que el vicepresidente utilizó la sociedad Montelayo (que pertenece a su socio Miguel Ángel Montero Quevedo) para canalizar las rentas que partían de Cor y que tenían como destino la construcción del hotel de lujo. El importe de tales rentas no declaradas asciende a 3,5 millones de euros.

Hay otras dos operaciones sospechosas: un hotel en Berlín con una inversión de seis millones y un chalé en Cabueñes (Asturias) de más de 70.000 euros.