Bruselas no se fía de España y sospecha que volverá a incumplir el déficit este año

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

OLIVIER HOSLET | EFE

La Comisión Europea aprueba con reservas los Presupuestos Generales del Estado de Rajoy, al que pide más ajustes

18 ene 2017 . Actualizado a las 01:14 h.

Dos décimas. Es lo que separa a España de su objetivo de déficit en el 2017. A la Comisión Europea no le salen las cuentas después de analizar los Presupuestos enviados por el ministro de Economía, Luis de Guindos, el pasado 9 de diciembre. No se fía de los cálculos del Gobierno de Mariano Rajoy, que lleva cinco años consecutivos incumpliendo las metas fiscales. Existe el «riesgo» de que lo vuelva a hacer, asumió ayer la institución al valorar el borrador. Y el país «debe estar listo para aprobar medidas adicionales».

Bruselas estima que España, inmersa en el procedimiento de déficit excesivo desde el 2009, lo cerrará este año en el 3,3 % del PIB, cuando debería ajustarlo al 3,1 %. Prevé un escenario similar para el 2018 (2,8 % frente al objetivo del 2,2 %). ¿En qué se traduce ese pequeño margen? En nuevos ajustes por valor de 2.100 millones de euros, que se sumarían a los 7.100 millones previstos, si los pronósticos se cumplen y se produce un desvío significativo respecto a la hoja de ruta.

Razones no faltan. El equipo de Juncker detecta amenazas externas e «incertidumbre» sobre el impacto y el alcance de las nuevas medidas fiscales. No es tan optimista a la hora de ponderar los ingresos que puede recaudar Hacienda a través de la subida de impuestos al alcohol, las bebidas azucaradas y el tabaco, la tasa ambiental y el adelanto de los pagos del impuesto de sociedades. Tampoco cree que la economía vaya a crecer al 2,5 % como dice el Gobierno, sino al 2,3 %. Una previsión cauta en la que coincide con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por si fuera poco, existen serias dudas de que los partidos de la oposición vayan a dar su visto bueno a las cuentas de Rajoy sin concesiones que pueden revertir el efecto de reformas estructurales consolidadas. En el aire está el futuro de la reforma laboral del PP que partidos como el PSOE o Podemos quieren derogar. Al Gobierno le toca negociar ante la imposibilidad de sacar adelante los Presupuestos en minoría. «Invitamos a las autoridades españolas a continuar corrigiendo su déficit excesivo y poniendo en marcha reformas estructurales claves», declaró el comisario del euro, Valdis Dombrovskis, como aviso a navegantes. El letón todavía no descarta que haya que echar mano del brazo sancionador del pacto más adelante. 

Luz verde

A pesar de que Bruselas no quita ojo a los Presupuestos españoles, sí ha decidido concederles el beneficio de la duda y evitar situaciones límite como la vivida en el 2016, cuando una amenaza de multa y congelación de fondos estructurales por no corregir el déficit mantuvo a España en el filo de la navaja y obligó al equipo de Juncker a dar marcha atrás en un ejercicio de malabarismo jurídico.

La Comisión Europea dio ayer luz verde a la propuesta de De Guindos haciendo uso de la flexibilidad que ofrece el pacto. «Lo estamos aplicando con rigor e inteligencia. La Comisión confía en que el presupuesto será adaptado y puesto plenamente en marcha pronto», aseguró el comisario de Economía, Pierre Moscivici. «En general, cumple con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento para el 2017», asegura la institución, ansiosa por despejar el horizonte de problemas a la vista del cariz que está tomando el nuevo año con elecciones en Alemania, los Países Bajos, Francia, brexit y desafíos al este (la Rusia de Putin) y el oeste (Trump).

Bajar y subir impuestos en menos de un año

El compromiso con el objetivo del déficit no es la única promesa incumplida por el Gobierno de Mariano Rajoy. Desde que llegó a la Moncloa recibe advertencias periódicas de Bruselas en torno a la necesidad de poner coto al exceso de gasto sistemático en el que incurren comunidades autónomas y Gobierno central ignorando la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Hasta ahora han caído en saco roto, al igual que las llamadas de atención para mejorar el marco fiscal y desterrar el sistema de contrataciones públicas, poco transparente y expuesto a corruptelas. En este terreno, la Comisión Europea admite que los progresos han sido «limitados» e «invitan» al Ejecutivo a acelerar los progresos.

Atrás quedaron también las peregrinas promesas electorales de Mariano Rajoy en el 2015. Se comprometió nada menos que a una bajada de impuestos en pleno programa de ajuste. Algo así como subir a la cumbre del Everest sin botellas de oxígeno, una gesta al alcance de muy pocos. A nadie le sorprendió en Bruselas que, pasadas las elecciones, el discurso volviera a su cauce. Esto es, a anunciar nuevas subidas de impuestos en menos de un año para cumplir con las exigencias de la Comisión Europea, evitar una multa deshonrosa y la congelación millonaria de fondos estructurales de los que se alimentan regiones como Galicia.

En función de cómo se diseñe el nuevo catálogo de subidas impositivas, las familias podrán contar con mayor o menor capacidad de gasto en un momento en el que el crecimiento económico empieza a enfriarse. La demanda interna que impulsó en el último año la recuperación empezará a perder peso en el PIB en favor de un pequeño repunte del comercio exterior.