Los impuestos de la leche y la carne abren un debate en Alemania

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

La oficina de medio ambiente propone castigar el mercado agrícola por sus emisiones de metano

07 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Alemania se comprometió hace poco más de un año a reducir las emisiones de dióxido de carbono entre un 80 % y un 95 % hasta el 2050. Un objetivo complicado para un país altamente industrializado y cuya economía es dependiente de mercados como el automovilístico. De ahí que la última propuesta que llega de la locomotora europea para luchar contra el cambio climático haya dejado de lado los coches para ocuparse de bienes de consumo básicos como los alimentos.

A los productos derivados de animales, tales como la leche y la carne, «se les debería imponer en el futuro un gravamen del 19 %» en lugar del IVA reducido del 7 % que se aplica en Alemania a todos esos productos. Con estas declaraciones a los medios del grupo Funke, la presidenta de la Oficina Federal de Medio Ambiente (UBA), desataba esta semana la polémica.

Es más, Maria Krautzberger apuesta por usar los ingresos derivados de la subida de la tasa, unos 5,2 millones de euros, según sus cálculos, para rebajar a cambio el precio de los productos vegetales o de los medios de transporte públicos. «Ello favorece el clima y repercute de forma directa en los bolsillos de los contribuyentes», argumentó Maria Krautzberger.

La idea de la UBA ha surgido tras la publicación de un informe propio titulado Subvenciones medioambientalmente nocivas en Alemania, que revela que la agricultura contribuye de forma decisiva al cambio climático.

Producciones contaminantes

Por ejemplo, la producción de un kilo de carne de ternera provoca la emisión de entre 7 y 29 kilogramos de gas metano, mientras que la fruta, la verdura o los cereales apenas generan un kilo.

Aunque los asesores científicos del Gobierno alemán también recomendaron en septiembre pasado reducir el consumo de carne para contribuir a la protección del medio ambiente, el Ejecutivo de la gran coalición parece escéptico. «No voy a imponer a los ciudadanos lo que tienen que comer y lo que no mediante gravámenes de castigo», afirmó el ministro alemán de Agricultura y Alimentación, Christian Schmidt, en declaraciones al Rheinische Post.