Tres notas caracterizan este primer borrador de las cuentas públicas. La primera es la tardanza de la propuesta, a menos de un mes de agotarse el plazo máximo para conseguir su aprobación por el Parlamento gallego, lo que va a implicar un arduo proceso de debate si se quiere conseguir el mayor consenso posible. La segunda, que se trata de unos presupuestos continuistas, en línea con los dos años anteriores, de nuevo con un objetivo claro: avanzar en la consolidación fiscal. Y la tercera, quizás la más sobresaliente, que se trata de unas cuentas públicas con cierto grado de optimismo. Centrémonos en esta última cuestión.
La previsión es que el techo de gasto no financiero alcance los 9.063 millones de euros, tras haber sufrido importantes recortes durante los primeros años de la crisis económica. Para ello, el Ejecutivo gallego estima un crecimiento del 2,4 % del producto interior bruto en el 2017, frente al 3,1 % del 2016. Además, se espera que la tasa de paro pase del 17,4 % al 15,6 % el año próximo. También se contempla un objetivo de déficit del 0,5 % del PIB. Estas estimaciones se traducen en un optimismo presupuestario.
Por lo tanto, todo dependerá de si se consigue alcanzar estos indicadores. A estas alturas, si bien Galicia ha demostrado su fuerte compromiso con la reducción de su déficit, nuestro crecimiento económico es débil y seguimos teniendo graves problemas para recuperar todo lo que hemos perdido del PIB durante la última crisis. No es un secreto que a nuestra economía le cuesta crecer más que a la media estatal y que. a pesar de la mejora económica, se sigue perpetuando la divergencia con la media del Estado.
Algo parecido sucede con el empleo, que apenas se ha recuperado desde que empezó la crisis económica. Consciente de ello, el Gobierno autonómico ha apostado por un fuerte crecimiento, cercano al 15 %, en políticas de empleo. Tan importante es mejorar nuestras tasas de ocupación y actividad como mejorar las condiciones salariales y no salariales de los trabajadores gallegos. El crecimiento en el número de ocupados es claramente insuficiente y el empleo que se está generando no siempre es de calidad. Solo garantizando una mejora en el mercado de trabajo en Galicia se lograrán mayores tasas de crecimiento económico y poder seguir con la senda de reducción del déficit. Por cierto, aplaudimos esta apuesta autonómica por las políticas de empleo pero, al mismo tiempo, es necesario que desde la Xunta se evalúe su utilidad, cuestión en la que hasta el momento hay muy pocos avances.