Un perito informático duda de la fiabilidad de los archivos con los gastos de las tarjetas «black»

j. a. b. MADRID / COLPISA

ECONOMÍA

Emilio Naranjo | efe

Considera que la forma en que fueron recogidos los datos y la falta de certeza sobre algunos aspectos del sistema hacen que los archivos «no se puedan considerar una prueba a efectos bancarios»

18 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Segundo día de pruebas periciales en el juicio por las llamadas tarjetas black y esta vez los expertos presentados por las defensas pusieron en duda que se pueda «garantizar la integridad de la información» contenida en los archivos de Excel con los movimientos de los polémicos plásticos. No obstante, el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a 65 ex altos cargos de Caja Madrid y Bankia por los 15,5 millones de euros despilfarrados con ellos entre 1999 y 2012 advirtió de que es competencia suya determinar si hubo o no manipulaciones.

David Amizcoz, consultor de ciberseguridad y experto en medios de pago, afirmó que la forma en que fueron recogidos esos datos y la falta de certeza sobre algunos aspectos del sistema hacen que los archivos «no se puedan considerar una prueba a efectos bancarios». «Parece más un volcado de una base de datos», algo que el jefe de auditoría de Bankia, Iñaki Azaola, no negó cuando testificó el 11 de octubre, justo para hacer ver que no fueron alterados.

Pero el perito insistió en cuestionar ese proceso. «No puede ser garantía de fiabilidad porque debería acreditarse una cadena de custodia y el mantenimiento de los datos en todo momento». «Cualquier departamento» del banco, añadió, pudo haber intervenido en su elaboración y, además, falta información -por ejemplo, el nombre de los lugares donde se hicieron los gastos-, por lo que cree que existe riesgo de que se rompiese en algún momento la cadena de custodia.

También cuestionó «la legitimidad de las personas que pidieron» esos datos, pues, según reveló otro perito -el catedrático de Economía Financiera Jesús Santos-, ningún gasto se cargó a Bankia (los del 2011 y el 2012 fueron a parar a las cuentas de la Fundación Caja Madrid) y los usuarios de las black debieron ser informados de la cesión al banco. Además, señaló que «cualquier organismo de supervisión» pudo acceder a esa información, incluyendo la auditora que no dijo nada.

Una versión que no casa con la dada la víspera por los dos peritos elegidos por Bankia, quienes aseguraron no haber visto nunca nada parecido.