Desde luego, hay temas en los que todavía no hemos aterrizado y uno de ellos es la salud de nuestro sistema de pensiones. Tenemos un agujero, diferencia entre ingresos y gastos, de cerca de 18.000 millones de euros. Para poder equilibrarlo sin realizar ajustes, necesitamos cerca de 2,5 millones más de cotizantes. ¿Sabe lo que significa eso? Que tenemos que estar creando empleo a niveles de 400.000 al año durante seis años seguidos y no bastaría. Dado el envejecimiento de la población, tendríamos que convertirnos en una economía que estuviese generando permanentemente nuevos puestos de trabajo. Lo cual nos lleva a deducir que antes de diez años, sí o sí, tenemos que ser una tierra receptora de inmigrantes, esto o el colapso del sistema. Como es fácil deducir, el horno no está para bollos, por eso, plantearse subidas del sistema por encima de lo estimado por el Gobierno es un acto de inmadurez. Entiendo que para el PSOE apoyar, un día, la práctica congelación que promueve el PP y, al otro, abstenerse en la investidura puede resultarle excesivo, pero alguien tiene que hablarles a los españoles y explicarles cómo están las cosas. Lo duro es que si salimos y contamos la verdad alguno, a lo mejor, les pide soluciones, y ahí ya la armamos ¿Qué decimos? ¿Que si hoy nos ponemos de perfil a lo mejor dentro de dos telediarios tenemos que retirar las dos pagas extras? ¿Que tenemos que abordar la sostenibilidad de las pensiones de viudedad? Ya sé que adonde no alcance, lo asumimos con los Presupuestos del Estado. ¿Qué Presupuestos? No somos capaces de encontrar 5.500 millones para contentar a Bruselas y vamos a sacar de la chistera 20.000 millones para las pensiones. Ofenden nuestra inteligencia. Ya, subimos impuestos. ¿Cuáles? Estamos entre los cinco países de la OCDE con mayor presión fiscal a las rentas del trabajo y no es suficiente, ¿verdad? A este país hay que hablarle claro, y que sea más pronto que tarde.