Uno de cada cuatro gallegos está en riesgo de pobreza

Europa Press

ECONOMÍA

Álvaro Ballesteros

Los colectivos piden elevar el salario mínimo hasta 1.000 euros y «una Risga decente, ágil y que prime a las personas»

17 oct 2016 . Actualizado a las 18:46 h.

La EAPN Galicia - Rede Galega contra a Pobreza constata el «empobrecimiento» de la sociedad, con unos 702.000 gallegos -el 25,7 %- en riesgo de pobreza o exclusión social en el 2015, 106.000 más que en el año anterior. Como medidas para combatir esta situación, los colectivos implicados piden, entre otras medidas, «una Risga decente» y elevar el salario mínimo hasta los 1.000 euros mensuales «en cuatro años».

«El riesgo de pobreza y exclusión en Galicia es menor que en el Estado, pero es muy alto», ha destacado el presidente de EAPN Galicia, Antonio Hernández, durante su intervención en el acto que tuvo lugar este lunes en la sede del Valedor do Pobo y en el que también participaron su titular, Milagros Otero; representantes de otros colectivos como la Coordinadora Galega de ONGD y Cermi Galicia; y miembros de PP, PSOE, BNG y En Marea, entre otros.

El representante de EAPN ha aludido a otros indicadores «preocupantes» en Galicia, como por ejemplo, al hecho de que «empeoran quienes peor lo están pasando», toda vez que las personas «en pobreza severa» (con ingresos inferiores a 332 euros al mes) ya suponen el 4,8 % de la población gallega -132.000-, mientras que en el 2014 la tasa era del 3,5 %, 38.000 más en un año.

También ha incidido en que, si bien aumenta la creación de empleo, la calidad de este y su «temporalidad» -los puestos de trabajo están «muy vinculados a la hostelería y el turismo- ya no garantiza salir de la pobreza.

La EAPN constata que la pobreza y exclusión se ensaña con el 37,8 % de los jóvenes de la comunidad, el 27,6 % de los niños o con las familias monoparentales, en las que una sola persona (normalmente a madre) es la responsable de los hijos.

Por primera vez aumenta en los mayores

El informe sobre el estado de la pobreza en España de este colectivo también constata que la pobreza y la exclusión aumenta «por primera vez» en los mayores, a los que «nunca se les agradecerá los suficiente su esfuerzo y solidaridad».

El representante de la EAPN ha repasado que las entidades presentes en el acto representan a varios colectivos en situación de vulnerabilidad, desde el de personas de etnia gitana, migrantes, refugiados, víctimas de violencia machista, exreclusos y personas sin hogar, entre otros. «Una elevada proporción de estas personas tienen alguna discapacidad. En Europa, el 65 % de las personas con discapacidad están en la pobreza extrema que triplica al del resto de la población, y un 40 por ciento más alta que la de los hombres con discapacidad, el doble si son mayores de 60 años», ha remarcado.

Manifiesto y peticiones

Durante el acto, con motivo del Día internacional de la pobreza, y bajo el lema Las personas primero. ¡Somos personas, no expedientes!, se ha llevado a cabo la lectura de un manifiesto en el que se reivindican medidas en diferentes ámbitos, empezando por la «igualdad de derechos», con una Renda de Inclusión Social de Galicia (Risga) «decente, ágil y que prime a las personas y no los papeles.

En este apartado y con la vista puesta en la Cámara que se constituye el 21, los colectivos piden que sea compatible con el empleo cuando se solicita y cuando se recibe y asegurar una vivienda digna -erradicación del chabolismo y la infravivienda-, así como una sanidad universal.

También reclaman un pacto por la educación que evite «cambios de ley y de libros cada vez que cambia el gobierno», que sea «gratuita» y que los libros sean material que pertenece al centro educativo; ajustar la educación a la demanda laboral, «ofreciendo formación de calidad»; e introducir una materia de «Educación por la democracia» para fomentar la participación política desde el empleo.

En el apartado laboral, demandan salarios «iguales ante los mismos puestos», elevar el salario mínimo interprofesional hasta los 1.000 euros mensuales en cuatro años; mejorar los servicios públicos de empleo, mejorar la coordinación en la orientación socio-laboral con las entidades sociales; y que los empleados del hogar tengan «los mismos derechos» que el resto de trabajadores.

Asimismo, exigen medidas específicas de apoyo a la infancia y a la juventud, de forma que el cheque bienvenida beneficie a los niños en familias en la pobreza; un plan específico pero coordinado con la Risga de apoyo a las familias donde las mujeres están a cargo de varios hijos; una reforma intensa del sistema de garantía juvenil y facilitar la vuelta de la población juvenil emigrada.

El manifiesto también clama por una sociedad «más accesible» en la que se eliminen barreras arquitectónicas, por el fomento de la participación política, por la exigencia de que los partidos «estén obligados a cumplir» sus programas electorales y por una reforma constitucional «que convierta los derechos sociales, culturales y económicos en fundamentales».

Según el representante de EAPN, es necesario atajar «las causas de los problemas» y no quedarse en acciones de caridad. Así, tras remarcar que hacen falta «más que palabras» y que es necesario no quedarse «en dar alimento y vestido», ha apelado a promover un enfoque más ambicioso y lanzar políticas de inclusión.

También ha constatado que da la impresión de que las distintas administraciones «van por libre» y ha señalado a las distintas instituciones (Xunta, ayuntamientos, diputaciones...) para apelar a la cooperación. «Es el momento de encardinar las políticas de todas las administraciones», ha aseverado, para pedir también «diálogo civil» con las entidades implicadas en la lucha contra la pobreza.

La valedora «toma nota»

Por su parte, la valedora do Pobo, Milagros Otero, ha ratificado su compromiso y ha asegurado que tanto ella como los representantes políticos presentes «toman nota» de las demandas de los colectivos más vulnerables. «Entiendo que están hartos de buenas palabras; entre todos tenemos que ser capaces de ayudar a las personas que están peor porque no nos piden un regalo, sino un derecho», ha zanjado.