Galicia evita generar energía en el mar

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

CÉSAR TOIMIL

Un fallo del Supremo levanta las restricciones para los parques «off-shore», pero no existe interés político ni empresarial para desarrollar este negocio en sus aguas

14 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia cuenta con una importante cadena de valor para la industria de la eólica marina. En el astillero público de Navantia Fene se fabrican gigantescas sujeciones de acero, fijas y flotantes, para los aerogeneradores de los parques que se están levantando en Alemania y Escocia. Se trata de unos trabajos que implican también a una treintena de compañías de diversas especialidades, que proporcionan desde las pequeñas grúas auxiliares que se sitúan en los molinos, hasta las tareas exigentes de una pintura que va a estar expuesta durante al menos 20 años al efecto del mar. Aunque algunas voces, como la Asociación de Industrias Metalúrgicas de Galicia (Asime), abogan por que la comunidad dé un salto y acoja también parques en sus costas, es una opción que no ha encontrado respuesta por el momento. Una reciente sentencia del Tribunal Supremo elimina las restricciones para impulsar recintos off-shore en aguas gallegas, pero pocos creen en que esta opción deje de ser más que una posibilidad.

¿Qué establece el fallo del Supremo?

Tumba las restricciones parciales que había reconocido la Audiencia Nacional a la Xunta para la instalación de parques eólicos marinos en Galicia. El Gobierno central había publicado, en el 2009, un estudio estratégico ambiental para la implantación de este tipo de recintos. La Administración autonómica presentó un recurso contra este informe, amparado por el rechazo unánime del PSOE, PP y BNG (grupos que entonces conformaban el Parlamento gallego) con el argumento de proteger la actividad pesquera y medioambiental en sus aguas más próximas. Aunque la Audiencia Nacional había desestimado la restricción total, sí le admitió una parcial, en la plataforma marina pegada a la costa. El Supremo acaba de levantar ese veto.

¿Qué repercusión tendrá la sentencia?

«Abre expectativas, pero a corto plazo yo no veo que vayan a promoverse parques», afirma el empresario naronés José Ramón Franco, presidente del Clúster de las Energías Renovables de Galicia. Ni los principales operadores, ni tampoco la Xunta, cuyos servicios jurídicos estudian actualmente el fallo, se pronuncian al respecto, ni tampoco Asime, la Asociación de Industrias Metalúrgicas de Galicia, que anunció hace pocos meses su intención de establecer una ronda de contactos con los grupos políticos para intentar convencerlos de que la eólica marina podría generar hasta 10.000 puestos de trabajo en los próximos diez años y para reclamar al menos la instalación de un parque flotante experimental en estas aguas.

¿Cuáles son las principales causas que frenan el sector en la comunidad?

La primera, y la de mayor peso, que además se hace extensiva al resto del país, es el exceso de capacidad de generación existente actualmente en el mercado eléctrico español. Además, la eólica marina es más cara que otras tecnologías, por lo que está creciendo en aquellos países, como Reino Unido y Alemania, que por distintas razones no tienen fácil el acceso a otras fuentes. En Galicia, en donde se ha iniciado la repotenciación de parques eólicos terrestres, no existe interés alguno entre las empresas por aprovechar la energía del viento en el mar. Por otro lado, las condiciones geográficas tampoco son óptimas para este mercado, porque aunque Galicia cuenta con algunas zonas de viento óptimas, las profundidades de su plataforma costera son muy altas, lo que dificulta la instalación de los aerogeneradores, que además se verían afectados por una climatología muy adversa. Por ello, los posibles parques de la comunidad serían de los más caros dentro de una eólica marina de por sí ya costosa, explican expertos del sector. «No podemos inventarnos condiciones geográficas», afirmó en este sentido Joao Paulo Costeira, jefe de Operaciones de EDP Renovables para Europa y Brasil, en unas recientes jornadas sectoriales en el CIS de Ferrol.

¿Los parques flotantes podrían salvar algunas de estas dificultades?

Sí, pero es una tecnología que aún no está muy desarrollada. De hecho, Navantia Fene fabrica actualmente componentes para el que será el primer parque marino flotante en Escocia. Asime defiende la instalación de un recinto de entre 30 y 50 megas a unos 30 kilómetros de la costa, con lo que el impacto visual también sería nulo.

¿Cuál es la sensibilidad social y política?

La batalla política protagonizada por PP, PSOE y BNG en el 2009 contra el Gobierno central para evitar que se pudieran instalar parques eólicos en Galicia evidenció un rechazo que, hasta el día de hoy, no se ha modificado. También la apreciación del valor natural de las costas es diferente en España que en otros países como Reino Unido, y las tibias propuestas para lanzar parques eólicos en el mar hace unos años en las aguas gaditanas próximas al cabo de Trafalgar suscitaron una oposición inmediata.

¿A qué retos se enfrenta la industria de componentes de Galicia?

De la mano de Iberdrola y de la noruega Statoil, los astilleros gallegos, en alianza con la asturiana Windar Renovables, fabrican componentes para parques en Reino Unido y Escocia, pero precisan de nuevos encargos -participan en una treintena de concursos- para consolidarse en este sector y poder afrontar inversiones que los hagan aún más competitivos. Porque reducir el coste del megavatio/hora de la eólica marina es una obsesión de los promotores de los parques. En Galicia ya se han materializado proyectos de I+D que han repercutido en ahorros de plazos y costes para el sector. En el ámbito de la ingeniería también hay un mercado potencial para las empresas gallegas.

¿Qué opciones de nuevos encargos existen?

Navantia espera adjudicarse tras el verano parte de las 102 jackets de un nuevo parque marino de Iberdrola en el Reino Unido.