Un año parcheando la agonía láctea

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoan ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

VÍTOR MEJUTO

A punto de cumplirse 12 meses del acuerdo que debía parar la sangría, las granjas están peor que antes

27 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cada día dos explotaciones lácteas cierran sus puertas en Galicia. Es una tendencia que ha venido repitiéndose durante la última década, y que, con la desaparición de las cuotas lácteas y el desplome de los precios de la leche que ha traído aparejado, amenaza con agravarse.

Aunque los ganaderos se quejan de la inacción, e incluso la desidia, de las distintas Administraciones, lo cierto es que han sido muchas las medidas puestas en marcha durante los últimos meses para intentar frenar una crisis sin precedentes en el sector. Pero, por diferentes motivos, su efectividad ha sido escasa, cuando no nula, y los productores gallegos están ahora mucho peor que hace justo un año, cuando decidían salir con sus tractores a la calle avisando de lo que se les venía encima.

Estas son algunas de las principales iniciativas y compromisos formulados durante los últimos meses por los distintos agentes que intervienen en el sector y el recorrido que han tenido hasta el momento 

Distribución

Leche barata, pero menos. Que no se utilice la leche como producto reclamo para atraer clientes a los supermercados es una de las reivindicaciones históricas de los ganaderos. Las cadenas de distribución, que siempre habían negado categóricamente estas prácticas, se comprometieron por escrito a dejar de hacerlo y aunque los avances en este aspecto son evidentes, la situación está todavía lejos de ser la óptima. 

Tampoco se ha avanzado en compromisos como el de indicar el origen de la leche -solo uno de cada tres cartones informa de su procedencia- o el de priorizar el producto autóctono en los lineales. 

Industria

Contratos imposibles de negociar. Desde la puesta en marcha del llamado Paquete Lácteo -conjunto de normas que perseguía, entre otros aspectos, dar transparencia a las relaciones entre ganaderos e industrias- han sido muchas las iniciativas puestas en marcha para potenciar la figura de los contratos lácteos. La realidad apunta a que casi ninguna ha tenido, hasta el momento, una influencia real ni en los precios de la leche ni en la posición que mantiene el productor en relación a la industria. 

La principal razón es la escasa, por no decir nula, capacidad de los ganaderos para negociar los contratos que regulan su relación comercial con las empresas lácteas. Al contrario, son estas las que establecen las condiciones de los documentos. A los productores solo les queda la opción de firmar o, por el contrario, buscar un nuevo comprador para su materia prima. 

Ministerio

La pasividad de un Gobierno en funciones. El hecho de que el Gobierno quedase en funciones apenas un mes después de la entrada en vigor del acuerdo ha restado presión a la vigilancia de su cumplimiento por parte de la Administración. Esta es, al menos, la opinión de varias asociaciones de productores, que señalan como ejemplo el proyecto de normativa de cesión de precios, incluido en el pacto firmado en septiembre y del que todavía se desconoce cuándo empezará a funcionar. Esta iniciativa estaba llamada a dar transparencia a la cadena de valor por cuanto permitiría conocer cuánto gana cada una de las partes que interviene en el sector lácteo.  

Europa

Alejada de la realidad del sector. Si en algo coinciden buena parte de los agentes vinculados al lácteo gallego es en que la Unión Europea no ha estado a la altura a la hora de poner sobre la mesa soluciones a la peor crisis del sector en su historia reciente. A su negativa a incrementar los precios de intervención, se contraponen otras medidas como la de permitir una reducción unilateral y voluntaria de la producción en cada Estado miembro en lugar de una conjunta que, todo apunta, resultaría más efectiva. 

Los ganaderos critican que tras casi un lustro preparándose para la supresión de las cuotas lácteas -el famoso «aterrizaje suave»- Europa no ha conseguido dar soluciones a la primera crisis generada por la desaparición de los cupos. 

Ganaderos

Sin noticias de las asociaciones de productores. Aunque son las principales víctimas de la actual situación, también tienen parte de culpa de lo que está pasando. Poco o nada han hecho durante el último año, más que protestar, para buscar soluciones a sus problemas. 

Su único compromiso en el acuerdo lácteo de septiembre pasaba por promover el asociacionismo -en concreto a través de la figura jurídica de las organizaciones de productores- y la fusión de cooperativas con el fin de ganar músculo. Al contrario, han optado por bajar los brazos como resignados a que los remedios a una crisis que los tiene ahogados, tengan que llegar de otro sitio.