La banca amarra en Pescanova con una ampliación de capital de 350 millones

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

M.MORALEJO

Los viejos socios podrán entrar en la operación, necesaria para la viabilidad del grupo

17 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pocas empresas en el mundo que hayan caído en un agujero de 4.000 millones de euros de profundidad han logrado salir con vida, y sin casi rasguños en la marca.

Pescanova es una de esas excepciones que ya se estudian como caso de éxito en la especialidad de Derecho Concursal. El grupo pesquero, que ahora preside el ex alto cargo del Popular, Jacobo González-Robatto, quiere aprovechar esta segunda vida para revitalizarse patrimonialmente, ganar músculo financiero y crecer en el mercado, y lo hará con una ampliación de capital de 350 millones de euros que sus dueños, los bancos, harán efectiva a finales de este año.

Pescanova fue una valiosa especie durante décadas, hasta que una gestión presuntamente delictiva, que es causa de instrucción en la Audiencia Nacional, la llevó al borde de la extinción.

Sus mayores acreedores, los bancos, temerosos de no poder recuperar nunca su dinero, lanzaron un salvavidas que, a cambio de perdonar casi 2.000 millones de deuda, los hizo propietarios mayoritarios de la compañía, refundada como Nueva Pescanova.

No fue altruismo lo que movió a Banco Popular, Sabadell, Abanca, Bankia, BBVA, Caixabank y UBI a apostar por el grupo pesquero, sino pura visión de negocio que, 10 meses después de su entrada en el capital de la compañía, se confirma con buenos resultados de ventas (millones euros), y su afianzamiento en el capital de la compañía con la ampliación prevista, y necesaria para la viabilidad de la multinacional, según reconocen fuentes financieras.

Junta en septiembre

La nueva Pescanova dará dinero en un futuro, pero la travesía a nado por el concurso de acreedores la ha dejado casi en los huesos, con un patrimonio enclenque de 18,6 millones, y pérdidas de 6,5 millones al cierre del 2015.

«Debemos alcanzar cuanto antes un equilibrio en la cuenta de explotación, un curso de crecimiento sano y rentable y una sólida posición patrimonial», afirmó el presidente de la compañía en la última junta de accionistas, celebrada en junio, en la que avanzó el retraso de la recapitalización que inicialmente estaba prevista para agosto, a la espera de que en septiembre esté ya listo el plan estratégico de la nueva Pescanova, una tarea en la que está inmerso el consejero delegado, Ignacio González, desde su llegada a la empresa, en febrero de este año.

Fuentes financieras avanzan que aún no está decidida la forma en la que se llevará a cabo la ampliación. «El consejo de administración convocará junta general de accionistas en septiembre, con el objetivo de aprobar la operación y hacerla efectiva a final de año, entre noviembre y diciembre», aclaran.

La recapitalización que preparan los bancos, ahora con más motivación después de saber que no tendrán que provisionar la devolución de la cláusula suelo con carácter retroactivo, consiste en el canje de deuda por acciones de la sociedad. ¿Por qué 350 millones? Una explicación sencilla podría ser que porque esa es la suma de la deuda concursal que queda.

Abierta a la vieja Pescanova

Los bancos aseguran que ofrecerán participar en la ampliación a Pescanova SA (el viejo accionariado) si es que para entonces han conseguido que la CNMV levante la suspensión que mantiene bloqueada la participación de más de 9.000 accionistas, desde marzo del 2013.

Sin embargo, no es ningún secreto el enfrentamiento existente entre el equipo directivo que preside Jacobo González-Robatto y el consejo de administración de la vieja Pescanova. De hecho, desde el primer momento en que la banca se hizo con el control de la compañía (septiembre del 2015), la amenaza de una ampliación de capital se entendió como una maniobra para diluir por completo todo resto del viejo accionariado (propietario del 20 % de Nueva Pescanova).

En todo caso, la clave de que los antiguos accionistas se extingan definitivamente o se refuercen en el capital de la nueva compañía está en manos de la CNMV que, esta misma semana, aseguró que la vuelta a la cotización de la vieja Pescanova se podría encontrar próxima, si la documentación que la sociedad ha remitido se encuentra toda en orden.

En marca, un plan para reestructurar el negocio, reducir deuda y bajar los costes laborales

El próximo mes de septiembre se cumplirá un año de la refundación de Pescanova, con los bancos acreedores como principales accionistas del grupo.

En este tiempo, el presidente, Jacobo González-Robatto, ha creado su propio equipo, en el que ya no queda ningún investigado por los presuntos delitos de estafa o uso de información privilegiada para (entre otros) que estaban en activo cuando Fernández de Sousa era presidente.

En febrero de este año se incorporó Ignacio González, con el cargo de consejero delegado, con la misión de reorganizar la compañía y hacerla eficiente y productiva.

El resultado de estos meses de trabajo dará como resultado a la vuelta del verano un plan de reestructuración del negocio del que, según fuentes financieras, se desprenderá algún que otro activo no estratégico. Citan, a modo de ejemplo, la filial portuguesa de cultivo de rodaballo, que ya no computa en las cuentas de la compañía y que, desde hace más de un año está en manos de los acreedores financieros portugueses. No será la única, aunque, según estas fuentes, alguna otra filial extranjera que se caerá del organigrama no supondrá impacto ni para el empleo ni para la producción, ya que se trataría de empresas que se abrieron en su día con una misión exclusivamente comercial, y que no compensa mantener operativas en estos momentos.

Dentro del plan de ajuste, otra de las metas del nuevo equipo de Robatto es la reducción de la masa salarial en un 10 %. Para ello mantienen abiertas conversaciones con los representantes de los trabajadores, en el marco de la negociación del convenio laboral, que no está resultando fácil.

Pesca y acuicultura

La reestructuración del negocio tendrá dos apuestas claras, ambas en el ADN de Pescanova: la pesca y la apuesta por la acuicultura de las especies más rentables para la compañía, como es el caso del langostino Vannamei, cuyo cultivo se pretende potenciar, para abarcar una mayor cuota de mercado internacional.

La empresa pretende llevar a cabo una potente ofensiva comercial en el mercado nacional, y también internacional, con una apuesta especialmente fuerte dirigida al mercado americano.

Esta estrategia irá acompañada de inversiones en innovación, que han permanecido paralizadas durante los tres últimos años. La intención es lanzar nuevos productos y presentaciones.