La gran fábrica de móviles cambia 60.000 empleados por robots

g. l. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

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La taiwanesa Foxconn recorta a la mitad el personal de una de sus fábricas chinas para reducir costes

28 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Con una plantilla que supera de largo el millón de personas, la taiwanesa Foxconn no es solo uno de los mayores fabricantes de tecnología del mundo (de sus factorías salen los teléfonos más vendidos, entre ellos el célebre iPhone), sino también el mayor empleador privado en China, donde cuenta con más de una decena de centros de producción.

El aumento de la demanda, unido a la mejora de las condiciones laborales que tuvo que aplicar tras verse en el ojo del huracán por el suicidio de decenas de empleados, contribuyeron a que los costes laborales se duplicaran en apenas cinco años, desde el 2010. Para frenar esta tendencia, los directivos de la tecnológica han ido lanzando avisos en los últimos años de su intención de ir sustituyendo mano de obra por robots. Ya en el 2011, su fundador, Terry Gou, se marcó un objetivo quizás demasiado ambicioso: conformar un ejército de un millón de operarios mecánicos en solo tres años.

El plazo era demasiado corto y la tecnología que había en ese momento no se ajustaba aún a los estrictos estándares de calidad de sus principales clientes, como Apple, que hace apenas año y medio frenó el primer intento de sustituir en masa a los trabajadores manuales por robots en la cadena de producción de sus teléfonos alegando que los márgenes de error de las máquinas todavía eran superiores a los del proceso gestionado por humanos. Pero todo evoluciona y, aunque de forma no tan abrupta como pretendía, la compañía ya ha comenzado con el proceso de sustitución.

Así, según publicaba esta semana el South China Morning Post, la fábrica de Foxconn en Kunshan, que hasta hace unos meses contaba con más de 110.000 trabajadores, ha visto reducida su plantilla hasta las 50.000 personas. El resto han sido sustituidos por robots, según anunció el portavoz del gobierno de la región, Xu Yulian, que avanzó que la tecnológica no es la única que fía su futuro a la mecanización de los procesos productivos, sino que hay otras 600 empresas con planes similares.

De nuevo en el centro de la polémica, desde Foxconn se defienden de las críticas asegurando que la introducción masiva de robots en sus cadenas de producción no implica una pérdida masiva de puestos de trabajo, sino que simplemente se usa la robótica en «labores repetitivas que previamente realizaban empleados» para que estos puedan formarse y asumir tareas de mayor valor añadido, según explicó a la BBC. Claro que, de momento, no ha aclarado si esos 60.000 trabajadores arrollados por la tecnología han sido despedidos o podrán optar a uno de esos puestos mejor considerados. 

Adidas se une a la moda

Pero la taiwanesa no es la única multinacional que se ha lanzado a la robotización, que puede provocar curiosos fenómenos de relocalización industrial. Es el caso de Adidas, que esta semana anunciaba que, 20 años después de cesar su producción en Alemania, volverá a fabricar zapatos en su país de origen. Lo hará en una fábrica totalmente mecanizada en Ansbach, desde donde se podrán abastecer más rápidamente las tiendas y a un coste con el que no pueden competir ni siquiera los mal pagados operarios del sudeste asiático. A final de este año saldrán los primeros 500 pares de prueba, para comenzar la producción a gran escala en el 2017 y, si todo sale bien, replicar el modelo en Estados Unidos.