Rajoy esquiva la multa por incumplir el déficit antes del 26J

adolfo lorente BRUSELAS / COLPISA

ECONOMÍA

benito ordoñez

Bruselas decide aplazar hasta el mes de julio su decisión sobre si sancionar a España con unos 2.000 millones por un déficit excesivo

18 may 2016 . Actualizado a las 14:00 h.

Cuando Jean-Claude Juncker tomó el mando en septiembre de 2014 definió su Ejecutivo como la «Comisión Europea más política de la historia en la que los comisarios, los políticos, mandarán más que los directores generales». Seguro que Mariano Rajoy sigue dándole vueltas a esta frase desde que hace semanas se confirmó que España tenía todas las papeletas para convertirse en el primer país multado por déficit excesivo como consecuencia del desfase acumulado en el 2015 (del 4,2 % pactado se disparó al 5,1 %). Este miércoles Bruselas dará el pistoletazo de salida al proceso sancionador. Eso sí, si finalmente hay multa, algo que deben decidir los países en el Consejo, llegará después de las elecciones del 26J. Y es que la decisión ha sido aplazada hasta principios de julio, ya pasado el terremoto electoral. Primer match ball superado. Ahora, toca gestionar lo relevante: evitar la sanción.

El procedimiento es bastante complejo e implica a varias instituciones. Para que exista la multa, la Comisión debe decidir primero que España no adoptó «acciones efectivas» . Si es así, la pelota pasa al tejado del consejo de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin), que es el que tiene que avalar esa conclusión y que no abordará esta cuestión hasta el 17 de junio. Si lo hace, la Comisión estará obligada a proponer una multa en 20 días. En este período, España tendría 10 para alegar.

Una vez escuchados sus argumentos, Bruselas recomendará al Ecofin una multa que puede ser de hasta el 0,2 % del PIB (unos 2.000 millones), pero también puede «recomendar que se reduzca o se cancele». Finalmente, decidirá el Ecofin. Quizá el 12 de julio, con las elecciones ya pasadas pero también con el referendo del Brexit (salida del Reino Unido de la UE) ya celebrado. Bruselas no quiere dar oxígeno a quienes le critican por entrometerse en los asuntos nacionales.