China implanta el IVA en los servicios y traslada a los consumidores la carga fiscal que recaía en las empresas
ECONOMÍA
Las autoridades calculan que solo este año las empresas se ahorrarán con el cambio 77.400 millones de euros
03 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.China se parece cada vez más a una economía de mercado, aunque las normas las sigue imponiendo la cúpula de un Partido Comunista bastante particular. Su última decisión ha sido extender a todo el país el impuesto sobre el valor añadido (IVA) que desde el 2012 se aplica en las grandes urbes del país a cuatro sectores clave: finanzas, construcción, consumo e inmobiliario. El gigante asiático ya aplicaba un impuesto indirecto sobre los productos en todo el país desde los años 90, con un tipo medio del 17 %, pero hasta hace cuatro años no aprobó extenderlo a otros ámbitos. Fue una vuelta de tuerca más en la transición de su antiguo modelo productivo y exportador -no en vano se le considera la mayor fábrica del mundo- a otro más moderno basado en el consumo y los servicios, sectores con un peso creciente.
Pero, temerosas del impacto de una medida así, las autoridades chinas optaron en su día por una implantación regional progresiva del nuevo impuesto, que comenzó por las grandes urbes de Shanghái, Chongqing y Pekín, y también limitada en principio a algunas actividades, como los transportes, el servicio postal o las telecomunicaciones.
Pero desde el domingo, día 1, el IVA se ha extendido a todo el país y al conjunto de los servicios (educativos, sanitarios, financieros, seguros, etcétera), sector que aporta casi la mitad de los ingresos fiscales. El problema es que las compañías apenas han tenido cinco semanas para adaptarse al nuevo sistema tributario -las reglas se publicaron el 24 de marzo- y algunos analistas apuntan que su aplicación será «todo un desafío».
Adiós a pagar por ingresos
Claro que, precisamente, el principal argumento del Gobierno de Pekín para extender el IVA ha sido beneficiar a las propias empresas, que dejarán así de pagar el actual impuesto sobre sus ingresos, tachado de «ineficaz» por varias consultoras internacionales que operan en China como KPMG y E&Y. Critican estas firman que ese tributo, que grava entre el 3 y el 5 % de su facturación, «carga efectivamente cada etapa de la cadena de suministro, sin tener en cuenta el beneficio o valor añadido de cada negocio».
Las autoridades calculan que solo este año las empresas se ahorrarán con el cambio 500.000 millones de yuanes (77.400 millones de euros), en especial las pymes. En total, serán 11.000 compañías las que tendrán que hacer ahora ese trasvase fiscal, el doble de las que ya han migrado.