Draghi se suelta el pelo y le canta las cuarenta a Alemania

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ARNE DEDERT | EFE

Primero dejó claro que no tolera que «se cuestione la independencia del BCE» y luego deslizó que «cada vez que se ponen en duda las decisiones del banco central, estas tardan más en hacer efecto»

22 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Se diría que a Mario Draghi, el hombre que más reglas ha roto a los mandos del BCE, se le ha acabado la paciencia. No ha hecho otra cosa el italiano que romper moldes desde que llegó. Primero, salvando al euro de una muerte casi segura con sus dotes de prestidigitador. Después, haciendo añicos aquello de que el Banco Central Europeo no podía, de ninguna de las maneras, comprar deuda de los Estados. Todo un señor tabú. Y ahora, aparcando a un lado su habitual diplomacia para cantarle las cuarenta a sus críticos más inmisericordes: los alemanes.

Llevan años cargando contra Draghi y sus políticas. Y en el vaso del guardián del euro no había sitio ya para una sola gota más. En esas estábamos cuando llegó el poderoso ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, halcón entre los halcones, y lo acusó de ser el responsable del avance de la extrema derecha (Alternativa por Alemania) en la primera economía del euro. El vaso rebosó y Draghi, harto de reproches, se revolvió contra Alemania. Primero, dejó claro que no tolera que «se cuestione la independencia del BCE» y luego deslizó que «cada vez que se ponen en duda las decisiones del banco central, estas tardan más en hacer efecto, lo que puede provocar que se precisen nuevas medidas». Un aviso al navegante Schäuble: puede que por no querer una taza acabe teniendo que tomarse varias. Y para abrir boca, ya puede ir haciéndose a la idea de que los tipos seguirán en mínimos históricos un año más. No se plantean subirlos, al menos, hasta marzo del 2017. Eso dijo ayer Draghi. Pero ahí no acabó la cosa. El italiano no escatimó en dardos. La mayoría, envenenados. «El BCE tiene un mandato: estabilidad de precios para toda la eurozona, no solo para Alemania», dijo en la rueda de prensa posterior al consejo. Y apostilló: «Tenemos un mandato, y obedecemos la ley, no a los políticos». Y por si quedaba alguna duda de lo poco que entiende lo remilgos germanos, soltó: «Nuestras políticas no son muy distintas de las que están aplicando los bancos centrales en todas partes. Y funcionan. Hay que darles tiempo». Pero todavía le quedaba un último punto que poner sobre las íes. «Hacen falta reformas estructurales e inversión pública en infraestructuras para conseguir una recuperación más robusta». «Durante cuatro años, la monetaria ha sido la única política económica que ha apoyado la recuperación», dijo. Otro aviso a navegantes en alemán. Porque Berlín no quiere ni oír hablar de políticas expansivas.

Tan duro fue Draghi que Merkel tuvo que salir en defensa de los suyos, recordándole al presidente del BCE que las críticas son «legítimas» y «no interfieren» en la independencia de la institución.