Últimos coletazos de la vieja Pescanova

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Composición de la Nueva Pescanova
La Voz

Los 9.000 accionistas se revuelven para que su 20 % en la nueva sociedad no enfile la liquidación, ni acabe diluido en la ampliación de capital que preparan los bancos

20 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Siendo realistas, el futuro de la vieja Pescanova pinta bastante negro. La antigua sociedad, la de Fernández de Sousa y Paz Andrade (ambos con sus bienes embargados por orden judicial); la de Masaveu, Damm y Luxempart; pero, sobre todo, la de 9.000 accionistas anónimos que nunca más han vuelto a saber nada de su dinero, parece que está dando sus últimos coletazos.

Se han quedado con el 20 % de Nueva Pescanova, la sociedad que ahora controlan los 7 mayores bancos acreedores del grupo, y de eso pretendían vivir durante los próximos meses, hasta que la CNMV autorizara la vuelta a la cotización de las acciones que se quedaron en punto muerto en marzo del 2013, cuando el grupo que entonces presidía Manuel Fernández de Sousa no consiguió aprobar sus cuentas y entró en concurso de acreedores.

Superado el proceso de saneamiento de casi 4.000 millones de deuda, la vieja Pescanova tenía grandes planes con su 20 %, entre ellos, iniciar una remontada para recuperar poco a poco la compañía, comprando participaciones a los bancos con el dinero captado con su vuelta a cotizar en bolsa.

Demostración de poder

Pero con la banca hemos topado. La sociedad que ahora preside Jacobo González-Robatto puso la proa desde el primer momento contra quienes considera responsables de la debacle económica de Pescanova.

Pero es ahora, cinco meses después de la entrada de los bancos, cuando el poder financiero ha comenzado a demostrar quien manda.

Para empezar, la vieja Pescanova sufre un estrangulamiento económico que, según ha denunciado ella misma a la CNMV, amenaza con llevarla por la vía de la liquidación. Culpa de esta situación al equipo de gestión que encabeza Robatto, por tener pendientes de pago 554.000 euros, de los cuales 350.000 corresponden al «apoyo anual devengado en el primer trimestre del 2016» y 204.000 euros, a facturas vencidas.

«Si esto continúa y Nueva Pescanova no paga, existe un peligro inminente de entrar en liquidación», ha reiterado el viejo accionariado, que sigue a la espera.

Pero el mayor riesgo de desaparición está en la ampliación de capital que ejecutará la banca el 1 de agosto, con la intención de deshacerse para siempre de la vieja sociedad.

Los antiguos socios solicitaron en enero a la CNMV la vuelta a cotización. Pero el regulador no se lo ha puesto fácil. Les ha pedido que aporten datos fiables para poder valorar sus activos. Concretamente, exige auditorías limpias de Pescanova SA y Nueva Pescanova SL, así como el plan de negocio de esta última.

Vender o no vender

La sociedad ya ha iniciado los contactos con posibles inversores, pero el tiempo corre en su contra, ya que la auditoría de Nueva Pescanova requerida por la CNMV no tiene fecha de entrega hasta el 30 de junio, como pronto. Esto quiere decir que la vieja Pescanova tendría menos de un mes para salir a bolsa y conseguir la inversión suficiente para evitar su extinción.

La ampliación de capital que preparan los bancos consiste en el canje de deuda por acciones de la sociedad. Aunque la deuda concursal ronda los 350 millones, los dueños de Nueva Pescanova hablan de una suma que podría llegar a los 1.000 millones.

Así las cosas, con un pie en la vía de la liquidación y el otro en la dilución, parte de los accionistas minoritarios de Pescanova SA ya piensan en abandonar el barco. Los representados por la asociación AMAP hablan de vender ese 20 % antes de que se quede en nada. Fuentes de la sociedad confirman que conocen las intenciones de parte de estos accionistas, pero aseguran que la propuesta no ha llegado al consejo de administración, pero, además, no se contempla.

Algunas voces hablan de que la vieja Pescanova podría estar guardándose una última baza para ganar el pulso a la banca que pasaría por conseguir desactivar un crédito de 125 millones autorizado por Robatto, que ha reducido el patrimonio de Nueva Pescanova casi a cero.