Los liquidadores de Martinsa proponen saldar las mayores deudas en especie

Gabriel Lemos REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

VITOR MEJUTO

Si obtienen autorización judicial, confían en poder concluir el proceso durante el 2017

13 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El 2 de marzo del 2015, el consejo de administración de Martinsa-Fadesa, presidido por Fernando Martín, bajó los brazos. Tras meses de negociación infructuosa con sus acreedores para renegociar el plan de pagos con el que emergió del mayor concurso de la historia de España, al que no podía hacer frente, los gestores de la promotora acordaron solicitar la liquidación de la compañía, un proceso al que solo cuatro días después daba inicio el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña, el mismo en el que en julio del 2008 recayó la gestión de la suspensión de pagos.

Ha pasado ya un año desde entonces y, en este tiempo, los administradores concursales de la compañía, ahora reconvertidos en liquidadores -la abogada Antonia Magdaleno, el economista Antonio Moreno y el socio responsable de reestructuraciones de KPMG Ángel Martín-, han dado los primeros y decisivos pasos para, primero, identificar todos los bienes con los que cuentan y, una vez valorados, sacarlos al mercado para intentar resarcir, en la medida de lo posible, la inmensa deuda que acumuló la firma, que roza los 5.800 millones.

Saldarla toda será imposible, principalmente por la intensa devaluación que desde el pinchazo de la burbuja han sufrido los activos inmobiliarios. Las últimas tasaciones estimaban el activo de Martinsa en el entorno de los 2.288 millones de euros, de los que más de la mitad (1.356,5 millones) corresponden a locales comerciales, viviendas -terminadas o a medio construir-, plazas de garaje o solares. Una cantidad que no cubre ni la mitad de las obligaciones de la empresa.

Con esa aritmética imposible en mente, los liquidadores se han fijado un objetivo claro: sacarle el mayor rendimiento a la cartera de bienes de la firma (450 en Galicia, con un valor de tasación total de cien millones, de los que el 60 % corresponden con parcelas del polígono de O Pino) para que los acreedores, aunque no recuperen todo lo invertido, sí cobren lo máximo posible. Por ello han propuesto al juzgado -que en este tiempo ha cambiado varias veces de manos- un plan de liquidación no convencional. Y es que saben que sacar a la venta los miles de activos con los que cuenta Martinsa solo contribuiría a hundir más los precios en un mercado aún deprimido. La alternativa que proponen es hacer caja con los activos más fáciles de vender y, el resto, entregarlos en una gran dación en pago a los acreedores que tengan capacidad para realizarlos, que de esta forma podrían esperar para colocarlos en el mercado en un momento en que se hayan revalorizado y les permita recuperar una mayor porción de su inversión.

Pendientes del plácet

La propuesta, pendiente del visto bueno de la Audiencia provincial, recoge unas primeras fases de venta directa -por un mínimo del 70 % de la tasación- y de subasta de ciertos bienes libres de cargas para saldar las deudas con mayor privilegio de cobro. Fuentes conocedoras del proceso aseguran que este es «perverso», porque, sabiendo que podrán obtener el bien con más descuento en una fase posterior, son pocos los interesados que se animan a presentar una oferta en la venta directa. Pero destacan que esta les ha permitido testar el mercado y, con los recursos obtenidos, mantener la sociedad a flote.

VITOR MEJUTO

Los administradores defienden que la opción de la dación en pago es la más conveniente para los grandes acreedores. Las deudas más modestas se liquidarían con la caja que se haga con la venta y la subasta, ya que no se le puede pagar a alguien con media casa, pero los grandes bancos, que tienen sus propias inmobiliarias, recibirían lotes de suelos e inmuebles que, con el paso del tiempo y una gestión adecuada, podrán revalorizar y vender a un valor más próximo al de tasación, y no al de derribo que obtendrían ahora. Además, para garantizar la equidad en el reparto, se harían diferentes lotes en función de la calidad de los bienes y se le daría a cada acreedor una parte proporcional de cada uno, siempre descontando la quita implícita por la diferencia entre el valor de los activos y del pasivo de la compañía.

Mientras se aclara el plan de pagos, las decenas de profesionales que trabajan en el concurso se afanan en otras tareas prioritarias, como librar de cargas ciertos activos, para que cuando se vendan o entreguen a los acreedores estén limpios de polvo y paja. Todo, con la confianza de que «en un año o año y medio habremos concluido». Esto es, que la mayor liquidación de la historia de España estará finiquitada en el 2017.

No se pronunciarán sobre la culpabilidad de Fernando Martín en la quiebra hasta después del verano

El trabajo en este primer año de liquidación, cuentan los que saben de las interioridades del proceso, ha sido intenso. Cribar los listados de acreedores (que encabeza la Sareb, con más de 1.283 millones) y las tasaciones de los activos, montar la web para darle luz y taquígrafos al proceso y empezar con las ventas han sido trabajos prioritarios, pero la liquidación de Martinsa se extiende más allá de las fronteras españolas. El proceso obliga también a sanear las filiales que la promotora tiene en el extranjero y ponerlas en valor para sacarles el máximo rendimiento posible. Con decenas de trabajadores desplazados sobre el terreno, en este primer año han conseguido, por ejemplo, cerrar un acuerdo de financiación con bancos franceses para poder acabar unas promociones en el país. Gestiones que, destacan, redundarán en añadir más valor en el momento de la venta.

En segundo plano queda, de momento, la sección de calificación, en la que se determinará la responsabilidad de la cúpula de la inmobiliaria, presidida por Fernando Martín, en la quiebra del grupo. Los administradores han pedido a la jueza, y esta se la ha concedido, un aplazamiento para presentar su informe al respecto, que no se conocerá, previsiblemente, hasta después del verano.

Martinsa-Fadesa, del parqué al barro

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El empresario gallego llega a un acuerdo con Fernando Martín para venderle el 54,61 % de la promotora por 2.209 millones.

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Empieza a incumplir el plan de gastos

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El juez avala el convenio

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La cúpula de Martinsa pide la liquidación

Incapaz de pactar un nuevo plan de pagos que satisfaga a la banca acreedora, el consejo de administración de Martinsa-Fadesa solicita la liquidación de la compañía, que empezó de inmediato su tramitación judicial. Los tres antiguos administradores concursales se hacen cargo del proceso de desmantelamiento.