Acabaremos viendo la costa a pesar de la tormenta

Henrik Lumholdt TRIBUNA

ECONOMÍA

12 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El año 2016 será un ejercicio complejo. Los mercados financieros manejan relativamente bien una mala noticia concreta y cuantificable: la ponen en precio y siguen. El problema aparece cuando hay demasiados imponderables a la vez. La transición que atraviesa China, el precio del petróleo y las decisiones de los bancos centrales juegan como factores decisivos, que generarán incertidumbre y volatilidad en los mercados, tal y como se está demostrando. ¿Están sobrerreaccionando las bolsas? Probablemente sí, pero de momento no tienen otro remedio hasta que mejore algo la visibilidad sobre la economía. Pensamos que acabará mejorando.

No hay que menospreciar el reto al que se enfrenta el gigante chino, un país en el que el endeudamiento del sector privado ha provocado una mayor vulnerabilidad financiera, y que tiene por delante la gestión de la transición hacia otro modelo de crecimiento económico y financiero. Y tampoco es ninguna banalidad el daño que hace el desplome del precio del petróleo tanto para los países productores como para la industria de la energía en general.

Pero de ahí a concluir que estamos ante otra recesión global en el mundo desarrollado hay un trecho. Los datos no parecen justificarlo y tampoco se presentan los desequilibrios que la han facilitado en el pasado reciente.

Un criterio que se está imponiendo es que los bancos centrales han perdido su capacidad de influencia sobre el ciclo económico en general y los mercados financieros en concreto. No es así, en nuestra opinión, y se olvida que el mensaje de la Reserva Federal de Estados Unidos ha sido precisamente que quiere acabar sus estímulos y normalizar su política monetaria. Este mensaje ha contribuido significativamente a acrecentar la tensión de los mercados y, en nuestra opinión, será modificado gradualmente a lo largo del año.

Con todo, tenemos que enfocar bien el telescopio para el resto del año. Pero acabaremos viendo la costa a pesar de la tormenta.