China no se aclara y alimenta el caos en los mercados mundiales

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

STR | AFP

Retira el mecanismo de cierre automático de las bolsas en caso de caída en picado, tras otra jornada negra

08 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Mal ha empezado el 2016 para las bolsas. Dos grandes males se han aliado contra ellas en el arranque del nuevo año. De un lado, China. Del otro, el petróleo. Ni uno ni otro le dieron el jueves respiro alguno. Todo lo contrario.

Para ir abriendo boca en otra jornada harto complicada para las bolsas europeas, los parqués del gigante amarillo vivieron la sesión más corta de su historia. Por segunda vez esta semana -ya lo había hecho el lunes-, el regulador bursátil tuvo que accionar el mecanismo de suspensión inmediata de las negociaciones para evitar un descalabro de proporciones mayúsculas.

Cuando lo hizo, la Bolsa de Shanghái registraba una monumental caída del 7,32 %, mientras que la de Shenzhen se despeñaba un 8,35 %. Y todo, en menos de media hora de cotizaciones.

Pero, ¿qué fue lo que desató esta vez la furia de las ventas? Pues que el Banco Central chino decidió aplicar un tijeretazo del 0,5 % a la tasa de referencia diaria del yuan frente al dólar, la mayor depreciación desde agosto. Bastó esa señal para que los inversores se lanzaran en tromba a vender sus acciones.

Explicaban los analistas por la mañana que ese mecanismo ideado por las autoridades chinas para cortar por lo sano la caída a plomo de sus bolsas no estaba trayendo nada bueno. Que en lugar de tranquilizar a los inversores los azuzaba a vender. Y a un ritmo frenético para no verse atrapados en el cierre automático del mercado.

Cuánta razón tenían. Tanta que hasta el regulador de la Bolsa china acabó dándosela. Por la tarde, antes de que los parqués europeos cerraran sus puertas, el gigante amarillo volvía sobre sus pasos y anunciaba que esa paralización automática de las operaciones en caso de caída en picado de las cotizaciones ya no se aplicará más. «Los efectos negativos del mecanismo son mayores que los positivos» fue lo que argumentó la Comisión de Valores china.

Noticia que en Europa contribuyó a calmar los ánimos y a reducir las pérdidas de la jornada. En el caso del Ibex 35, que en los peores momentos del día llegó a retroceder más del 3 %, la caída final se quedó en menos de la mitad. Bajó un 1,5 %, lo que le permitió mantenerse por encima de los 9.000 puntos, nivel que perdió de vista durante buena parte de la sesión.

Límites a grandes accionistas

En lo que no hay marcha atrás es en la imposición de límites a las ventas de los grandes accionistas. Esto es, los dueños de al menos el 5 % de una empresa. No podrán desprenderse de más de un 1 % en un plazo de tres meses, y además estarán obligados a hacer públicos sus planes, como poco, con 15 días de antelación.

Pero, ¿qué está pasando realmente en China? Resumiendo mucho, que la economía no marcha como antes; que el consumo ya no es lo que era; que las empresas, muy endeudadas, ya no venden lo de antaño, y tienen dificultades para pagar los créditos, que Estados Unidos ha subido los tipos y eso no le viene precisamente bien a los emergentes y que muchos temen que Pekín vaya más allá en la devaluación del yuan para ganar competitividad. El resultado, que los capitales ya no están cómodos en suelo chino.

Junto a China, el otro gran problema para las bolsas está siendo el petróleo.

El brent, el crudo que se usa de referencia en la cotización en Europa, se paga a menos de 35 dólares, algo que no sucedía desde el año 2004. Y las tensiones entre Arabia Saudí e Irán no parece que vayan a allanar el camino para que en el seno de OPEP se tomen las medidas necesarias para poner freno al desplome de los precios.