La eurozona echa el freno de mano

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

FRANCOIS LENOIR | Reuters

La recuperación se desinfla por la falta de estímulos económicos y la crisis emergente

14 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se apagan los motores en la eurozona. El ritmo de crecimiento de sus economías sigue menguando por tercer trimestre consecutivo. Los 19 países del euro han crecido un exiguo 0,3 % entre los meses de julio y septiembre, una décima menos que entre abril y junio.

A grandes pinceladas, este es el cuadro económico que pintó ayer Eurostat con los últimos datos actualizados del PIB. Ni la ansiada recuperación cobra fuerza ni ha alcanzado la velocidad de crucero que suele pregonar la Comisión Europea para impregnar de optimismo a la opinión pública. Algunas voces lo venían advirtiendo. No solo desde fuera de la eurozona. El propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, alertó esta semana de los «riesgos claramente visibles» que se ciernen sobre la zona euro y anunció que tomará cartas en el asunto en diciembre si las perspectivas siguen siendo grises. El italiano está dispuesto a estudiar nuevas medidas y a extender el programa de compra masiva de deuda para alejar al club del euro de la deflación.

Pero mejorar la financiación y el acceso al crédito no servirá para recuperar el crecimiento. La política monetaria solo es una pata de las tres que tienen que erigirse con fuerza para que la economía remonte. La política fiscal contractiva en estos momentos no deja mucho margen de maniobra a los países del euro para poder impulsar el crecimiento. Y la política económica que ha impuesto Berlín ha demostrado ser un fracaso. Alemania está estancada. El principal motor del euro, el vagón de cabeza que tira del resto de las economías, tiene el crecimiento del PIB anclado en el 0,3 %. El Gobierno de Angela Merkel hace caso omiso a las llamadas de Bruselas para que corrija los desequilibrios en la balanza comercial. Acumula un superávit del entorno del 10 %, pero Berlín se niega a abrir la mano para aplicar políticas más expansivas, de inversión, que permitan impulsar la demanda y calentar de nuevo los motores.

El terror al déficit funciona como el perfecto cinturón de fuerza para los países del sur, pero también en el norte están sufriendo los excesos de tanta consolidación fiscal y las malas perspectivas de crecimiento de los países emergentes. Finlandia cierra el tercer trimestre con una caída del PIB del 0,6 % y ya coquetea con la recesión. Lo mismo que Estonia, que acumula en lo que va de año una caída del 0,4%. Holanda también está enviando señales alarmantes. Su economía se mantuvo estática en el 0,1% en el último trimestre.

Italia, en el punto de mira de los funcionarios europeos, se resiste a ajustar su déficit, pero ha emprendido alguna de las reformas que Bruselas le había exigido. A pesar de los esfuerzos, su economía se enfría y da muestras de cansancio. Su ritmo de avance PIB ha ido descendiendo una décima cada trimestre del año, creciendo en el último al 0,2%. 

A este paso, y tras ocho años de salvaje crisis económica, no parece probable que la zona euro consiga recuperarse a medio plazo. El diagnóstico es claro si se atiende a las estadísticas francesas. París, que ha hecho caso omiso a las llamadas de Bruselas para ajustar el déficit, es una de las pocas economías del euro que experimenta un repunte del crecimiento (0,3 %), después de un segundo trimestre sin crecimiento alguno.

¿Qué pasa con España? Las estadísticas indican que sigue creciendo a un ritmo mayor que las principales economías de la zona euro, pero la recuperación también se desinfla poco a poco y la tasa de desempleo (22,3%) junto a una deuda del 100,8 % del PIB obliga a ser escépticos sobre la capacidad de crecimiento sostenible del país. Ha pasado de crecer un 1 % a hacerlo un 0,8 %.

Grecia, desahuciada

Capítulo aparte habría que reservar a la economía helena. El país no levanta cabeza. Atenas se ha pasado los últimos años en recesión y cuando apenas mostraba síntomas de estabilización a principios de este año, la incertidumbre en torno a las negociaciones sobre la revisión del último programa de reformas sumió al país en una nueva crisis en el último trimestre.