El grupo familiar Soil compra a Isolux la gallega Emesa

r. santamarta, D. vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

CÉSAR DELGADO

El nuevo propietario quiere incrementar la producción en Coirós con un aumento de plantilla, reducida ahora a 70 personas

30 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Emesa, una compañía especializada en estructuras metálicas, era desde hace año un quebradero de cabeza para Isolux Corsán. El grupo de los constructores Luis Delso y José Gomis -accionistas mayoritarios, aunque también tiene una importante participación Caixabank- llevaba tiempo tratando de desprenderse de esta empresa gallega, y ha encontrado ya un comprador. Ayer mismo se firmó en Madrid la venta de Emesa, de tal manera que ya al 100 % propiedad del grupo Soil. Se trata de una empresa familiar con sede en la capital de España, pero una fuerte vinculación personal y profesional a Galicia, donde se han formado, trabajan y residen buena parte de sus altos directivos. Fuentes de la empresa explicaban ayer que hace tiempo «se presentó la oportunidad» desde Isolux, y Soil decidió comprar. Lo que ha pagado es confidencial.

El grupo comprador tiene ya una importante presencia en Galicia. Centrado en servicios de ingeniería y construcción, en la comunidad trabaja además para 40 concellos en el tratamiento de residuos. Su actual director general, Luis Mingo -hijo del fundador- fue presidente de Sogama en la etapa de Manuel Fraga en la Xunta.

La intención de Soil, según las mismas fuentes, pasa por «hacer crecer Emesa, para que vuelva a los niveles que tenía antes de la crisis». Tienen trabajo por delante: la empresa, nacida hace 70 años en A Coruña y que llegó a contar con unos 400 empleados hace apenas diez años, tiene ahora apenas 70 trabajadores, tras encadenar media docena de ERE. «El objetivo es ganar clientes, incrementar la producción y ampliar plantilla», explicaban desde Soil.

Esperanza en la plantilla

El comité de empresa fue informado de la venta por parte del propio Luis Mingo, que visitó las instalaciones junto a su hijo. Según el presidente del comité de empresa, Óscar Iglesias, el directivo les indicó que llevaba tiempo intentando adquirir Emesa y anunció que en 15 días volverían a reunirse. También les comunicó que las únicas bajas previstas son la de la directora Ana Bellón y la del responsable de recursos humanos, que serán sustituidos por gente de su confianza.

El comité confía en que el relevo en la propiedad y en la gerencia supongan esa recuperación del pulso empresarial, debido a que en los últimos meses tenían poca carga de trabajo.

Durante la reunión, el comité de empresa trasladó al nuevo propietario que están pendientes de siete prejubilaciones parciales y que llevan dos años sin convenio, y siete con los salarios congelados.

La crisis de la firma

Emesa ha pasado por unos años especialmente complicados por la caída en la contratación pública en obras de ingeniería. La empresa gallega está especializada en estructuras metálicas complejas, y suyas son algunas de las construcciones más reconocidas de España. Por ejemplo, los pilares tan característicos (de colores) en la T-4, el aeropuerto de Madrid. También ha participado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, obra de Calatrava, arquitecto con el que ha trabajado en las estaciones nuevas de tren de Lieja (Bélgica) o Lisboa. Hasta la estructura de la filarmónica de París es suya. Un referente. Además de esas estructuras, Emesa se dedica también a la fabricación de torres eólicas, plantas industriales y de biocarburantes... Sin embargo, en los últimos dos años la carga de trabajo ha sido bajísima.

Con oficinas en Santiago y una plantilla de 250 personas repartida por España, México, Colombia y Sudáfrica, Soil entra con Emesa en una línea de negocio complementaria, pero inexistente en su cuenta de explotación. Ese es el principal motivo por el que se cerró la operación. Eso, y la necesidad de venta por parte de Isolux, algo que se venía barruntando en la plantilla desde hacía meses.