Había vida más allá de las cajas

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Ninguno de los artífices de la unión Caixa Galicia-Caixanova, de la que se cumple hoy un lustro, sigue en la entidad. Casi todos, recolocados en el sector: de la Sareb a la banca de Andorra o Kuwait

18 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pasaban las siete de la tarde del lunes 18 de octubre del 2010. La asamblea de Caixanova decía sí a la fusión con Caixa Galicia, que 30 minutos antes había hecho lo mismo. Ya no había vuelta atrás a la mayor operación financiera de la historia económica de Galicia. Un proceso que durante meses se fue cocinando y cerrando en larguísimas reuniones entre un grupo de altos directivos de esas entidades. Suyo fue el mérito.

Hoy, de aquellos protagonistas en primera línea no queda prácticamente nadie en la cúpula de Abanca, que es como se llama la entidad que surgió de las cajas, que primero fue Novacaixagalicia y después Novagalicia Banco. Todos los protagonistas han salido y reconducido su vida laboral, mirando casi siempre hacia el mundo financiero que bien conocían (y donde bien les conocían).

Hay dos fechas clave en la marcha de esos directivos, casi una veintena en estos años. El primer punto es la conversión de la caja en banco. Se pone José María Castellano al frente en el otoño del 2011, y se van media docena de altos cargos, entre ellos el director general, José Luis Pego, y su adjunto, Javier García de Paredes. Se llevaron unas indemnizaciones cuestionadas que han sido juzgadas en la Audiencia Nacional; la sentencia es inminente. Pego es de los pocos que no ha encontrado ocupación este tiempo, posiblemente, dicen quienes le conocen, por la mácula del juicio. Tampoco trabajan otros dos imputados en la causa, Óscar Rodríguez y Gregorio Gorriarán. García de Paredes ha montado en Madrid un despacho de abogados, su profesión original.

La segunda fecha clave es la primavera del 2014: Banesco toma las riendas de la entidad tras la subasta del FROB (diciembre del 2013), y sitúa a uno de sus hombres, Francisco Botas, al frente. Este conforma su propio equipo y echa a casi todo el comité de dirección. Previamente ya habían salido los dos hombres fuertes del banco: Castellano y su consejero delegado, César González-Bueno. De aquellos directivos de primera línea solo queda José Manuel Valiño en Abanca, al cargo de la división tecnológica en una entidad puntera en innovación.

Lo cierto es que el relato de sus nuevas vidas permite establecer ciertas vinculaciones y coincidencias entre estos protagonistas. Uno de los casos más sobresalientes, por ser una especie de ida y vuelta, es el de Enrique Tellado: era el número tres en la escala directiva, tanto en la caja como en el banco. Se fue a finales del 2012, por discrepancias con la cúpula, y se reincorporó al mercado laboral en algo que surgió, precisamente, de Novagalicia: Evo Banco. Es su consejero delegado desde enero del 2014, cuando el fondo de inversión Apollo compró la entidad.

La llegada de Tellado conllevó el adiós de otro hombre de las cajas gallegas: José Luis Abelleira. Era el director general de Evo, puesto por César González-Bueno. Desde diciembre trabaja en Kuwait, como ejecutivo de proyectos de Gulf Bank. ¿Quién estaba ya entonces en ese banco del país árabe, quién le pudo fichar? El propio González-Bueno, consejero delegado de Gulf.

Bueno sonó también para liderar el llamado banco malo inmobiliario, la Sareb. No cuajó. Quienes están allí, ellos sí, son otros dos altos ejecutivos llegados de Galicia: Idoia Maguregui (Castellano la trajo de Bankinter) y Albino Espinosa, histórico auditor en Caixa Galicia. Fichaje fue también en su día Fernando Vázquez Lapuerta, para encargarse del negocio mayorista de Novagalicia. Ha sido nombrado este verano administrador de Banca Privada d?Andorra, dueña de Banco Madrid, en fase de liquidación tras las irregularidades detectadas.

En el sector financiero se han recolocado también Domingo González o Francisco Zamorano. Otros se han redirigido hacia la asesoría, como María Victoria Vázquez, o a la empresa, como Juan Díaz Arnau, uno los últimos en salir. El último fue, con Abanca constituida, Francisco Serna, uno de los hombres que vigiló la legalidad de toda la fusión, y que ya había vivido antes el proceso de concentración de Caixanova. Hoy es abogado en Madrid.