Pescanova entra en riesgo de liquidación produciendo al 100 %

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Establecimiento de venta directa de productos Pescanova en la sede del grupo, en Chapela.
Establecimiento de venta directa de productos Pescanova en la sede del grupo, en Chapela. M. MORALEJO

El grupo prepara las ventas navideñas, a 7 días de que se decida su salvación

22 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pescanova es una gran máquina de extraer, producir y procesar pescado que no ha parado nunca en los dos años largos que ha durado el tortuoso saneamiento de más de 4.000 millones de euros de deuda.

Tal vez por eso, por haber aguantado bien el tipo en el supermercado, la marca llega pletórica a la recta final de un proceso de rescate, en el que nada está decidido, y la alerta roja de peligro se dispara por momentos.

Una vez superados hasta 12 concursos de acreedores (los de la matriz Pescanova, Pescafina, pirmero; y otras 10 filiales, después), todas las plantas del grupo se encuentran en estos momentos al cien por cien de su capacidad de producción. Fuentes del comité de empresa cuentan que los más de 1.500 trabajadores del grupo en España están inmersos ya en el repunte de actividad que genera la campaña navideña, sin saber si para entonces la compañía seguirá existiendo o el juez habrá dictado su liquidación.

A siete días de la junta general de accionistas (será el 29 de septiembre), y pese al camino recorrido, todo puede suceder, incluso la desaparición de Pescanova.

Urge un acuerdo

Ese día, los todavía propietarios de las acciones de la multinacional decidirán con su voto si aceptan o no el convenio de acreedores que reduce toda su participación en la empresa a un 5 %. Si dan su aprobación mayoritaria, el futuro del grupo, que pasará a llamarse Nueva Pescanova, quedará encauzado bajo el control de la banca acreedora.

Pero puede ocurrir que los accionistas se decanten por una propuesta alternativa, añadida al orden del día inicial de la junta, y fuera del convenio de acreedores, que reduce pérdidas para los todavía propietarios de la vieja Pescanova (se quedarían con un 20 % del capital).

Si gana esta opción (o si queda empatada con la propuesta de convenio), los acreedores dan por seguro que no se podrá ejecutar, con lo que el juez ordenaría iniciar la liquidación de la compañía.

El consejo de administración de Pescanova (el órgano que representa a los accionistas) ha aportado abundante documentación jurídica a la CNMV para justificar la legalidad de la propuesta alternativa y convencer a los bancos de que no altera el contenido del convenio. Pero los acreedores no lo aceptan. La solución a este final todavía incierto para el grupo Pescanova pasa por un acuerdo entre accionistas y acreedores que, a una semana de la junta, no parece posible.

«Si esto no va adelante, pediremos responsabilidades», dice el comité

En las fábricas de Pescanova nadie quiere pensar en un desenlace fatal para el grupo. Los trabajadores, que nunca han dejado de cobrar una nómina, y nunca han abandonado su actividad, siguen los acontecimientos con preocupación pero esperanzados.

«Hay mucha expectación, pero hemos hablado con la mayoría de los comités y también hay mucha confianza en que las cosas no se tuerzan», afirma Francisco Vilar, responsable de Alimentación de CC.?OO. (el sindicato mayoritario en Pescanova.

«Lo que vemos es que la situación va a estar muy tensa hasta el final de la partida, pero dado lo avanzado del proceso, es impensable que esto pueda acabar mal. Confiamos en que va a haber un acuerdo, pero si alguien comete una locura y esto no va para adelante, exigiremos responsabilidades», advierte Vilar.

Pero, ¿responsabilidades, a quién? ¿A los bancos acreedores? ¿A los accionistas? La opinión del sindicalista no deja lugar a dudas: «La banca va a defender la propuesta del convenio de acreedores, que es la posición lógica. Lo que está pactado es que el valor de Pescanova se reduciría al 5 %. Ahora la banca se siente traicionada y el responsable es el consejo de administración», sostiene.

El plan de futuro de Nueva Pescanova contempla la conservación de los más de 1.000 puestos de trabajo que la compañía tiene en Galicia.