La difícil digestión china

sara r. estella PAKÍN / E. LA VOZ

ECONOMÍA

ROLEX DELA PENA | efe

A Pekín le está costando pasar de una economía exportadora a otra más de consumo

30 ago 2015 . Actualizado a las 08:05 h.

Un paso en falso del gigante puede hacer temblar a todo el planeta. Es lo que se ha podido comprobar este verano en el que las turbulencias de la segunda economía mundial han agitado el fantasma de una nueva crisis global. Aquí van algunas claves para entender lo que está pasando en la economía china.

Cae el comercio exterior

Los últimos datos oficiales muestran una caída interanual del 7,3?% de enero a julio. A esto se suman los malos datos de las importaciones, con una fuerte caída del 14 % interanual. Esa desaceleración hace que China construya e invierta menos en infraestructuras, por lo que necesita comprar menos materias primas a Australia y a América Latina. Además, la crisis en Occidente provocó que Europa y EE.UU. redujeran sus intercambios.

Se contrae la producción

La producción industrial del gigante asiático crece menos de lo que se esperaba. Este mes, los analistas consultados por la agencia Reuters esperaban un alza de un 6,6 %, por debajo del 6,8 de junio, y al final fue peor: un 6.

Una economía desacelerada

Durante las tres últimas décadas, China sorprendió por su meteórico crecimiento económico basado en las exportaciones y la construcción. Ese desarrollo ha tocado techo y ha llevado al país a una desaceleración. China, dice el Gobierno, creció a un 7 % en los seis primeros meses del año, una cifra que a pesar de que triplica la de EE. UU. y cuadruplica la de Europa, es insuficiente. Detrás está el cambio de modelo económico: pasar de un país centrado en las exportaciones a otro que potencia el consumo interno.

El paro no cambia o no se mide

Según los datos oficiales, en los últimos cinco años apenas ha variado la tasa de desempleo: 4%. Sin embargo, según el Labour China Bulletin, editado en Hong Kong, este índice subestima el número real de desempleados ya que ignora a los trabajadores rurales, a los inmigrantes a los temporales.

Desigualdad campo-ciudad

Para pasar de ser un país exportador a uno basado en el consumo interno es necesario paliar las grandes diferencias económicas y sociales entre pueblos y ciudades. Mientras en metrópolis como Pekín o Shanghái los salarios medios rondan los 600 euros, en las zonas rurales no llegan a 200. El Gobierno ha anunciado que incentivará las colaboraciones público-privadas para desarrollar proyectos turísticos e infraestructuras en las provincias remotas.

Devaluación del yuan

Uno de los factores que han influido en el desplome bursátil es la doble devaluación de la divisa china del pasado 11 de agosto. De esta forma, el gigante asiático quiere hacer su moneda más competitiva frente al dólar para potenciar sus exportaciones y dar salida al exceso de producción.

Deuda acumulada

Alcanzó en el 2014 el 41 % de su PIB, un punto y medio sobre el 2013. Nuevamente son datos oficiales, pero según los analistas, el principal problema es la falta de control del régimen de Pekín sobre la deuda de las diferentes provincias. Alguna, como la norteña Heilongjiang, podría tener una deuda superior al 100 %.

Finanzas en la sombra

Una de las medidas para frenar el desplome bursátil ha sido inyectar dinero a los bancos para aumentar su liquidez. El problema es, según la consultora McKinsey, que el sistema financiero en la sombra representa la mitad de los nuevos préstamos. Esta semana el Gobierno ha abierto una investigación para acabar con esa operativa clandestina, con funcionarios sospechosos de corrupción.

Burbuja bursátil...

Antes del desplome de junio, el índice de Shanghái, el principal del país, había encadenado ocho meses de fuertes subidas; se había revalorizado un 150 %. El temor a la desaceleración destapó esa sobrevaloración de las acciones, provocando una alta volatilidad en los mercados. A eso se une el peculiar perfil de los inversores chinos, la mayoría mayores de 65 años y con escasos conocimientos financieros, que compraron acciones animados por las propias autoridades chinas.

...Y burbuja inmobiliaria

El 18 % de las viviendas construidas en China están vacías y en las ciudades medianas el exceso es tal que no haría falta construir más en cinco años. Hasta el 2014, los precios crecieron un 800 % en las grandes ciudades y la creciente clase media invertía en viviendas por su alta rentabilidad. El temor de que esta gran burbuja explote va en aumento.