Autoridades, familiares de empleados y hasta turistas

b. a. ferrol / la voz

ECONOMÍA

29 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

E l acto de botadura del flotel parecía una boda civil a primera hora, cuando los invitados por Navantia y Pemex llegaron al museo de Exponav. Lucieron traje los ingenieros de la Universidad, el presidente del Puerto de Ferrol y muchos otros, pero no el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, que también quiso rebajar el ambiente de euforia: «No es un día de fiesta ni de celebración». Y añadió que «lo que hace falta para Navantia no son actos suntuosos y espectaculares». A él no fue al único al que le chirrió la presentación de la madrina, Victoria Eugenia Aguiar Meugniot, la esposa del responsable mexicano del programa, Maximiliano Córdova. «Representa el valor de la familia y de todas las mujeres que están detrás de los hombres», dijo el presidente del Pemex, que regaló un espléndido mantón de Manila a Victoria. Sus hijos y su marido aplaudieron el regalo y apuntaban que han venido casi cada semana a Ferrol de la que se llevan el recuerdo de su primera botadura. «He estado en otros proyectos, pero este es el primero que veo botar», precisó Córdova, el marido. También fue la primera vez para los cientos de personas que se acercaron a Navantia. Estaba Rubén Martínez, un ferrolano de 26 años que lleva dos en una empresa auxiliar y que acudió con una amiga a ver cómo descendía al agua el buque en el que trabajó. «Al final tuvimos que apretar un poco más», confesó. No muy lejos se apostó José Manuel, empleado de otra auxiliar y que llevó a toda su familia. «Nos gustó mucho», agradecieron los hijos preadolescentes. A Orgullo petrolero se acercaron a aplaudirlo hasta turistas, como las madrileñas Sonia Ribote y su hija Nayeli, de vacaciones en una aldea de Cedeira. «Me flipó como entraba el barco en el mar», dijo la pequeña, mientras su madre resumió: «Es un orgullo saber que se hacen aquí estos gigantes».