Dos días de caídas en picado han obligado al Gobierno chino a reaccionar. El Banco Popular anunció a media tarde de ayer [por la mañana en España] un recorte de un cuarto de punto de los tipos de interés, así como una rebaja de medio punto porcentual en el coeficiente de reserva de capital exigido a los bancos. Además de generar confianza en sus inversores para frenar la sangría, Pekín quiere espantar el fantasma de la falta de solidez de la segunda economía mundial. Es la quinta vez que el Banco Popular de China recorta los tipos desde noviembre y lo hace después de que la bolsa de Shanghái, índice de referencia del país, se dejara ayer un 7,6 %. Sumado a la caída del día anterior, da al traste con las ganancias que los mercados chinos habían acumulado desde el inicio del año. Hasta el momento, las medidas de las autoridades para detener la sangría bursátil no han tenido efecto.
Para muchos analistas, las autoridades chinas están maquillando las estadísticas oficiales para exhibir su potencial económico y reforzar la confianza de los inversores. Sin embargo, hay varios indicadores que siembran dudas sobre la situación real. La producción industrial ha caído a su nivel más bajo en 6 años y el precio de la vivienda también decrece. Aún así, China informó de que el crecimiento real del 7% interanual.