En casi 90 municipios gallegos se crea ya más empleo que la media de España

Una misma provincia, la de Ourense, permite advertir hasta qué punto la salida de la crisis, y, sobre todo, la recuperación del mercado laboral, va a velocidades bien diferentes según donde se mire. En Vilardevós, al sur de la provincia, uno de esos concellos que más ha padecido la sangría poblacional, en los últimos doce meses (de junio a junio) el empleo ha crecido a tasas superiores al 18 %; de 380 empleados en el pueblo a rozar los 460. A unos kilómetros, en Beariz, en la comarca de O Carballiño, el semestre ha ido bastante peor: ha perdido casi un 9 % de afiliados a la Seguridad Social.

Son dos ejemplos extremos de una polaridad que se reparte por toda Galicia, con hasta media decena de ayuntamientos con incrementos en el empleo por encima del 10 % (casi el triple que en el conjunto de España), mientras en otros esa recuperación laboral ni está ni, atendiendo a las cifras, se la espera. En 89 de los 314 municipios, las cifras de empleo de mediados de año son peores que las del 2014, o simplemente planas -crecimientos por debajo del 0,5 %-. Se trata en todos los casos de pequeños municipios, por debajo de los 2.000 habitantes, y con un elevado porcentaje de población mayor: San Xoán de Río, Vilariño, O Bolo, Navia, Lourenzá, O Vicedo... Las expectativas aquí son muy bajas, y la alternativa es la emigración. La pescadilla que se muerde la cola.

Esa es la cruz. La cara se ve en otros tantos ayuntamientos gallegos cuyas tasas de afiliación a la Seguridad Social -siempre comparando mediados de este año con mediados del anterior- crecen más que la media de España (3,4 % hasta junio). Se detectan casi 90 casos (87), según los datos que hace unos días publicaba el Instituto Galego de Estatística. Ahí figura Vilardevós como extremo más destacado, pero también Fornelos de Montes, Punxín, Os Blancos, Palas de Rei, O Grove, Porriño, Catoira... Estos que se citan presentan repuntes por encima del 7%, es decir, el doble que el conjunto de España. Una cifra muy considerable.

No hay un patrón común que explique esos crecimientos. Ese crecimiento superior al de España se refleja en la comarca de Melide (A Coruña), en la de Ulloa (Lugo), Baixo Miño, Caldas, O Morrazo, Paradanta y O Salnés (todas en Pontevedra). Salvo O Morrazo (que se puede explicar por su proximidad a Vigo, un potentísimo motor económico de Galicia), todos estos territorios comparten una cierta vinculación con el sector primario. Las dos primeras, con el lácteo; el resto, con el negocio vitivinícola y con el marisqueo. Y eso es, aparentemente, contradictorio con lo que está sucediendo, porque el sector primario no es uno de los tractores de la economía gallega. Sucede también que se viene de tasas de empleo muy bajas, por lo que las subidas son más llamativas.

Entre los concellos en los que más crece el empleo este año se encuentran algunos de la comarca de Valdeorras, algo justificable en el repunte del negocio de la pizarra al calor de la recuperación del inmobiliario en todo el país.

El mayor vigor en el empleo, por tanto, se está notando en ayuntamientos medianos en la comunidad, esos que están entre los 5.000 y los 25.000 habitantes, y eso es una buena noticia por lo que tiene de vertebrador de Galicia. Porque, ¿qué sucede con los grandes concellos? Los datos hasta mediados de año revelan que ninguna de las siete grandes urbes tienen un repunte de empleo por encima de la media gallega (2,2 %). Solo Pontevedra (2,4), con Vigo justo en esa cifra (2,2). El resto se mueven entre el 0,7 % de aumento en A Coruña y el 1,7 en Lugo. En todo caso, es importante que empiecen a mostrar cifras en positivo porque son los municipios que tiran del empleo en sus áreas de influencia (las más pobladas de Galicia). Por detrás, y es también una buena noticia, un grupo de ayuntamientos entre los 25.000 y los 40.000 habitantes, que presentan tasas mucho mejores: Oleiros, Arteixo, Carballo, Vilagarcía o Narón, con crecimientos cercanos al conjunto de España.

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