Navantia deja atrás 20 años sin hacer petroleros al aliarse con Daewoo

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

Ferrol fabricará módulos para los cuatro buques que se botarán en Cádiz

30 jul 2015 . Actualizado a las 11:01 h.

Dos décadas después de ser expulsado del mercado de los petroleros por los astilleros asiáticos, Navantia volverá a fabricar este tipo de buques, paradójicamente en alianza con el gigante industrial coreano Daewoo. La naviera vasca Ondimar, filial del grupo vasco Ibaizábal, ratificó ayer con los astilleros públicos españoles el acuerdo al que habían llegado a finales de junio para la construcción de cuatro petroleros, con opción a otros dos más. La obra reportará tres millones de horas de trabajo, que serán repartidas entre los astilleros de la bahía de Cádiz, principalmente el de Puerto Real, en donde serán botados los navíos, y los de la ría de Ferrol.

Debido a que la factoría de Fene cuenta con encargos para fabricar componentes de eólica marina que saturarán sus instalaciones, en el sector se da por seguro que será en la antigua Bazán en donde se desarrolle la participación gallega en la obra. Navantia fabricará todos los módulos de la proa de los petroleros, así como las secciones que albergan los equipos de las cámaras de máquinas.

Los contratos entraron en vigor ayer, después de que los presidentes de Navantia y del grupo Ibaizábal, José Manuel Revuelta y Alejandro Aznar, respectivamente, ratificaran los acuerdos sellados en junio. La fabricación de los barcos se iniciará a finales de este mismo año, si se cumplen las previsiones de la empresa pública.

Después de una crisis de ocupación que supuso el vaciado total de las gradas de los astilleros de Ferrol y Fene, el proyecto para la naviera Ondimar supone el quinto que se incorpora a la cartera de pedidos de la Navantia gallega en siete meses. En diciembre, Iberdrola adjudicó a Fene la fabricación de 29 jackets -estructuras en las que van colocados los aerogeneradores en el mar- para el parque eólico marino de Wikinger y en ese mismo mes también la Armada española encargó sendos buques de acción marítima (BAM) a las plantas gallegas y andaluzas. En mayo, la Marina turca contrató el diseño de un megabuque; y, en junio, la noruega Statoil firmó con Navantia un encargo para la fabricación de cinco estructuras para el primer parque eólico marino flotante del mundo, que estará ubicado en Escocia. La obra de Ondimar es la quinta, la segunda del mercado de construcción naval civil y con un formato hasta ahora no explorado por Navantia, al realizarse en colaboración con el astillero asiático Daewoo, que aportará el diseño y la mayor parte de los materiales.

La empresa española defiende esa cooperación como forma de alcanzar el cumplimiento de los plazos y los precios internacionales que le reclamaba el armador y la rentabilidad de la obra que en las últimas semanas no ha dejado de cuestionar su principal accionista, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). De hecho, no fue hasta la mañana de ayer cuando dio la luz verde al acuerdo.

Características

Cada barco, del tipo Suezmax- porque están diseñados para navegar por el canal de Suez-, tendrá una eslora (largo) de 276 metros y 48 de manga (ancho). Pesará 156.000 toneladas, 20.144 de las cuales serán acero. Cada uno implicará 21 meses de proceso de fabricación y el primero de los navíos tendrá que estar entregado a finales del 2017.

Navantia subrayó ayer otras «oportunidades internacionales» para el astillero de Ferrol. Se refiere a las expectativas de lograr un pedido para fabricar dos buques logísticos para la Armada de Australia. En días presentará la oferta.

Un modelo «low cost» que no agrada, pero salva la ocupación

Los buques encargados por la naviera Ondimar fueron bautizados por los representantes de los trabajadores de Ferrol como «petroleros low cost» ya que tienen un presupuesto ajustado debido a que el diseño y los materiales provendrán de Asia. Dicho de otro modo, los astilleros públicos españoles actuarán en este mercado como subcontratistas de la coreana Daewoo, ya que de otra manera en estos momentos no podría acceder al segmento de los petroleros. Los sindicatos temen que el tijeretazo en el presupuesto de la obra -algunas fuentes apuntan a que el proyecto podría rondar los 300 millones de euros- redundará en detrimento de las condiciones laborales de los trabajadores, principalmente en los de las compañías auxiliares, como ya ha sucedido en el buque flotel para Pemex. Pero tampoco pierden de vista que la obra de los petroleros es indispensable en estos momentos de sequía de pedidos y con buena parte de las plantillas de los astilleros de la ría aún sin faena.

Así, la federación de industria de CC.OO. calificó ayer de «balón de oxígeno» el encargo para Ondimar y subrayó que las gestiones realizadas para que la SEPI y el Gobierno vencieran sus reticencias, junto con la movilización de los trabajadores de Puerto Real, fueron clave para sellar el acuerdo. Sin embargo, matizó que «este modelo de contratación no es el que Navantia necesita para garantizar su futuro», por lo que reclama un plan industrial con rejuvenecimiento de las plantillas y la luz verde al programa de las fragatas F-110.

De igual modo se pronunció el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, quien aseguró que, «aunque cualquier carga de trabajo es bien recibida y esta en cierta medida puede arreglar las cuentas de Navantia y generar ocupación para unos 300 trabajadores», también insistió en la necesidad de contar con un proyecto estratégico de futuro, apuntalado en la entrada de jóvenes a las plantillas y un programa militar como el de las fragatas F-110. «El 2017 no es un plazo asumible», refiriéndose a las previsiones de autorización de los buques por parte del Gobierno central. También abundó en la necesidad de que se desarrolle un plan «que vuelva a meter a Navantia en el mercado internacional» de los buques militares.