En Galicia apenas trabaja un tercio de la población tras 7 años de crisis

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Población activa
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La comunidad ha retrocedido más de una década en términos de empleo

30 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El declive demográfico que arrastra Galicia desde hace ya décadas y la factura que dejan siete años de crisis económica en términos de destrucción de empleo constituyen una combinación explosiva para la fuerza productiva de un país: hay cada vez más jubilados, pero también más parados. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que en la comunidad gallega solo trabaja el 36,4 % de la población, es decir, algo más de un tercio.

Galicia cuenta ahora con 987.500 ocupados y 2,7 millones de habitantes. En términos de empleo ha retrocedido algo más de una década. Antes del inicio de la crisis, en el año 2007, el porcentaje de población laboral llegó al 44,5 %, es decir, ocho puntos más. Lo mismo sucede en el conjunto de España, algo menos azotado por la crisis demográfica, y con un mayor ritmo de generación de puestos de trabajo a lo largo del último año. El conjunto del Estado tiene ahora los mismos ocupados que hace doce años: 17,4 millones y una población de 45,9 millones de habitantes. El resultado es que solo trabaja el 38 % de la población.

Futuro incierto

Tanto los datos del conjunto de España como los de Galicia plantean, a corto plazo, un interrogante ineludible. ¿Puede una sociedad con un bajo porcentaje de población laboral en activo garantizar un crecimiento sólido que permita recuperar el pulso previo a los años de la crisis? Una pregunta sobre la que se derivan, directamente, otras. ¿Cómo puede afectar a medio plazo esto a la sostenibilidad del sistema público de pensiones?

En Galicia, cada vez hay más personas que dependen del sistema, pero ha menguado el número de personas que deben financiarlo. Mientras que en España hay 1,8 cotizantes por cada pensionista, en Galicia la proporción es de apenas 1,2, tal y como muestra la serie de la Seguridad Social.

Los datos de la encuesta de población activa (EPA), que divulga trimestralmente el INE, muestran que, además de que la comunidad gallega necesita recuperar más ocupados, el empleo que se está generando en la salida de la crisis es de muy baja calidad. Donde antes había un ocupado a tiempo completo ahora lo sustituyen uno o dos asalariados a media jornada. Una realidad que explica otra paradoja: la Seguridad Social gana cotizantes, pero recauda cada vez menos por el tipo de puestos que se generan. El inicio de la recuperación también se caracteriza por una mayor desigualdad social: uno de cada cinco trabajadores gallegos están en situación de pobreza laboral. Y hasta un tercio de todos los contratos que se firman en un mes en Galicia tienen una duración inferior a siete días. El mercado laboral se parece cada vez menos al que había al inicio de la crisis.

La caja única

La combinación de la crisis demográfica, la destrucción de empleo durante siete años y la recuperación del trabajo precario está agravando además la dependencia de Galicia de la caja única de la Seguridad Social.

A falta de ver cómo cierra el este 2015, los datos territorializados de la tesorería, relativos al año 2014, muestran que solamente el gasto en pensiones fue de 6.446 millones de euros, un incremento del 14,1 % respecto al inicio de la crisis. Justo la tendencia contraria que muestran los ingresos generados por los cotizantes gallegos. El pasado ejercicio se situaron en 3.385 millones de euros, un 17 % menos que antes de que se iniciara la recesión económica.

Una brecha cada vez mayor entre el eje atlántico y los municipios del rural gallego

Los últimos datos sobre condiciones de vida de los hogares gallegos, relativos al 2013 y publicados por el IGE durante este mes de junio, vuelven a evidenciar que la brecha entre la Galicia atlántica y la interior se agranda cada vez más. En el apartado de ingresos, el informe revela que más de un tercio de las familias (sobre un millón de hogares) dependen de las prestaciones públicas y no de las rentas del trabajo. Concretamente, el IGE sitúa esta proporción en el 35,3 %, seis puntos por encima de lo que pesaban antes de la crisis. Son algo más de 374.000 familias. Teniendo en cuenta que la cobertura por desempleo ha ido reduciéndose al agotar los parados el derecho a esa prestación, este dato revela el profundo envejecimiento de una población en la que cada vez más hay hogares de jubilados que dependen de las pensiones.

El porcentaje de hogares que viven del dinero público es mucho más elevado en las provincias de Lugo y Ourense (37,9 % y 42,1 %, respectivamente) que en las de A Coruña y Pontevedra (33,4 % y 34,1 %).

Los datos del IGE revelan, por ejemplo, cómo las cotizaciones sociales que generan los ocupados en gran parte de los ayuntamientos gallegos son insuficientes para cubrir el coste de las prestaciones públicas que se pagan en ese término municipal. Solo 27 concellos de las áreas urbanas de A Coruña, Santiago, Pontevedra y Vigo presentan un balance positivo. En 285 ayuntamientos, el 81 % de los que existen en Galicia, las cotizaciones aportadas por los hogares cubren menos del 85 % del gasto.