La fábrica de molduras Generoso Santalla entra en concurso ya con un acuerdo con los acreedores

A. F. C. CERDIDO / LA VOZ

ECONOMÍA

Esta medida lleva aparejado un plan de pagos para garantizar la viabilidad de la empresa y la continuidad de su actividad

29 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La compañía Industrias Generoso Santalla, que lleva 60 años fabricando molduras, tarimas y otros productos para la construcción en el municipio ortegano de Cerdido, ha presentado un concurso voluntario de acreedores con una propuesta anticipada de convenio. Esta medida lleva aparejado un plan de pagos para garantizar la viabilidad de la empresa y la continuidad de su actividad. E implica, según fuentes de la sociedad, «que tiene asegurada la salida del concurso desde el momento inicial, al contar de antemano con los apoyos necesarios para la aprobación del convenio de acreedores».

La profunda crisis del sector de la construcción afectó gravemente a esta firma, como indica Francisco Santalla, administrador, junto a su hermano, de la empresa creada por su abuelo y de la que es gerente su padre, ya jubilado. «El problema más grave que hemos tenido durante estos seis o siete años de crisis han sido los impagos, por más de un millón de euros, por parte de clientes con los que llevábamos años trabajando, en algún caso hasta 30».

Esta situación los obligó a endeudarse, reconoce muy molesto por la falta de crédito a las pymes. «Solo se ayuda a las grandes, que no se pueden dejar caer, pero nosotros necesitábamos un dinero a mayores y no hubo manera de conseguirlo, con una empresa saneada y sin tener ninguna propiedad hipotecada», cuenta. Finalmente, han logrado refinanciar su deuda bancaria y han llegado a un acuerdo con la mayoría de los acreedores, lo que «abre una luz después de la tormenta».

«Tenemos pedidos en cartera por más de 700.000 euros, pero no tenemos financiación para adquirir la materia prima y poder atenderlos», lamenta. Esperan poder reanudar la fabricación con normalidad «en cuatro o cinco meses». La plantilla ha pasado de 40 a 30 trabajadores, a los que Santalla agradece su comportamiento: «Siguen cobrando, pero en vez del 28 o 29 del mes, el 5 o el 7 del siguiente, y nadie ha puesto reparos». En un municipio de solo 1.250 habitantes, apunta Santalla, «esta fábrica representa casi tanto como Bazán para Ferrol».