Martinsa-Fadesa entra en liquidación: Fin al símbolo de la burbuja inmobiliaria

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

KOPA

Fernando Martín se obceca, no cede la empresa, y la banca opta por liquidar Martinsa

27 feb 2015 . Actualizado a las 07:07 h.

La de Martinsa es una historia a lo grande, para bien y para mal. Fue la mayor promotora inmobiliaria de España (tras la compra de Fadesa), protagonizó el mayor concurso de acreedores y ahora afronta la mayor liquidación de la historia del país, con un agujero de 6.600 millones. Todo ello arrancó en A Coruña a finales de los setenta, con la fundación de Fadesa por Manuel Jove, siguió hace casi 10 años con su venta a Fernando Martín por más de 4.000 millones de euros -una operación récord- y tras más de un lustro penando en un concurso de acreedores, enfila su recta final. Salvo un giro inesperado en los juzgados, a Martinsa le espera el desguace. Es el símbolo del ascenso y caída del ladrillo.

Ayer era el último día dado por un magistrado para que los acreedores se sumaran a la nueva propuesta de viabilidad de la empresa. Y los principales afectados, los bancos, decidieron ponerse de perfil. Ninguno de los tres grandes decidieron apoyar el nuevo convenio, que incluía quitas de deuda del 70 %. Son la Sareb (1.400 millones de deuda concursal), Caixabank (900) y Popular (570). Los dos primeros, según las fuentes consultadas, optaron por abstenerse -que es una no adhesión-, y el Popular siguió sus pasos. Estos tres suman alrededor del 40 % de la deuda concursal. Y se requiere un 75 % de adhesiones para apoyar el plan.

Otros dos acreedores principales -el cuarto y quinto con más deuda- sí apoyaron el plan, según las mismas fuentes. Se trata de Abanca (410 millones de deuda) y de la entidad estadounidense Morgan Stanley (378). Ambos suman un 15 %, insuficiente en todo caso.

El papel de Martín

¿Por qué no respaldar? Los acreedores denuncian que el plan de negocio presentado era «inasumible» porque planteaba, además de la elevada deuda, canjear un 90 % de esta (6.100 millones) por un 60 % de sus activos (1.525 millones), mientras el resto de las propiedades que se reservaba la compañía eran las más apreciadas. Por ejemplo, planeaba entregar suelos con valor prácticamente nulo (como una participación en México), o activos de los que apenas poseían información. Fernando Martín, el dueño y presidente, se quedaría en cambio con terrenos de más calidad y participaciones en sociedades teóricamente más rentables, en Francia o Polonia.

Eso, por el lado de los números. Pero, además, había otro obstáculo importante: el propio Fernando Martín. La banca pidió al presidente que se apartara, que entregara la empresa, pero se obcecó en el no, dicen fuentes conocedoras de la operación. No parece haber ayudado el fuerte carácter de este empresario pucelano. A los acreedores no les había sentado nada bien que la empresa presentara en diciembre en el juzgado un convenio (que cambiaba el anterior) sin su apoyo, y sabiendo de antemano que las cláusulas que planteaba eran imposibles.

Con este escenario, se abre ahora el proceso de liquidación de la sociedad, que con sus 6.600 millones de pasivo se convierte en la mayor operación de este tipo en España. Ese paso, el de la liquidación, lo tendrá que decretar un juez de A Coruña en las próximas horas, o días como mucho. Algunas fuentes aseguraban anoche que no es descartable que el tiempo que reste hasta ese decreto de liquidación lo utilice Fernando Martín para revertir la situación con algún último movimiento. Una pirueta legal que permitiría sortear esa liquidación.

El procedimiento

El proceso, en el caso de que el juez decrete lo previsible y nombre a un liquidador (que será uno de los administradores concursales), es, en síntesis, algo parecido a un partición y reparto de la empresa. Los activos se irán a los acreedores, casi una veintena de bancos y algunas Administraciones Públicas que suman esos 6.600 millones de deuda concursal. Lo que hay que repartirse, explican algunas fuentes, no es mucho: se estima que el valor de tasación de los activos apenas llegará a los mil millones de euros. El impacto laboral parece menor: apenas emplea ahora a 150 personas, casi todas en Madrid.

El problema de Martinsa -que llegó a tener 13.000 millones en activos- es que lleva años sin una actividad regular, acumulando un desequilibrio patrimonial de más de 4.400 millones de euros, con promociones paradas y pérdidas trimestre tras trimestre. Su última esperanza era que el Supremo le diera la razón en un contencioso que mantenía con Manuel Jove por 1.500 millones de euros. La Justicia le tumbó esa última vía.