El número dos de Rato le dijo que las tarjetas B eran «una mala práctica»

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

J.J. Guillén | Efe

El expresidente de Bankia negó ayer que hubiera entregado la visa a Verdú

21 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Le dije a Rato que lo de las tarjetas era una mala práctica». Así de contundente se mostró ayer Francisco Verdú, ex consejero delegado de Bankia nombrado por el entonces presidente, Rodrigo Rato, en su declaración ante el juez Fernando Andreu, que instruye el caso de las tarjetas opacas al fisco de Caja Madrid y Bankia. Verdú compareció en calidad de testigo y, durante los quince minutos que duró su declaración en la Audiencia Nacional, explicó que nunca llegó a usar la visa que le facilitó Rato porque siempre dudó de su legalidad.

«En mis treinta años en banca nunca había visto nada similar», aseguró, según fuentes presentes en su declaración. Verdú, que llegó a Bankia en junio del 2011, relató al juez que recibió la controvertida tarjeta en febrero del año siguiente, y que entonces ya le dijo a Rato que no la usaría y los motivos. De hecho, remarcó que ni siquiera llegó a sacarla del sobre, que acabó en el fondo de un cajón.

Pero la reacción del que fue su jefe no se hizo esperar y pocas horas después, por alusiones, Rodrigo Rato desmentía las afirmaciones de Verdú. En declaraciones a agencias, aseguró que nunca le había hecho entrega física de ninguna tarjeta, ni al ex consejero delegado «ni a nadie», puesto que esa no era su función». «Y en todo caso, dada su experiencia, profesionalidad y que era consejero delegado, no debió darle mucha importancia, ya que no realizó ninguna actuación que a mí me conste», declaró a Europa Press.

La versión de Verdú ante el juez Andreu fue muy diferente. Explicó que en la reunión que Rato niega, este le había indicado que podía hacer uso de la visa, que tenía un límite anual de 75.000 euros y de la que únicamente otros dos directivos más -Sánchez Barcoj y Norniella-, además de ellos dos, dispondrían.

El ex consejero delegado también relató en la Audiencia Nacional que la entrega de la tarjeta coincidió en el tiempo con el primer decreto Guindos -aprobado cuatro semanas después-, que limitó a 600.000 euros al año las retribuciones de los responsables de las cajas nacionalizadas, como era el caso de Bankia. Por ello, entiende que el plástico era un intento de minimizar el impacto del recorte salarial impuesto por el Gobierno.

En cualquier caso, y pese a que la imposición legal dejó su sueldo reducido a una cuarta parte, «por oficio bancario» Verdú optó por rechazar la visa, argumentando que no estaba incluida en su contrato, que sí detallaba retribución fija, variable y un seguro de salud. Explicó igualmente que ya tenía una tarjeta de empresa que usaba para gastos de representación, lo que implícitamente choca con el argumento de los imputados que esta semana aseguraron que las black eran para gastos de representación y no un complemento retributivo.

Por último, indicó a Andreu que nunca firmó el contrato de la visa, por lo que la rúbrica que figura en el mismo no es la suya.

Bajo control con Terceiro

Verdú no fue el único en declarar ayer en la Audiencia en calidad de testigo. También lo hizo el predecesor de Blesa y Rato en la presidencia de Caja Madrid, Jaime Terceiro, en cuyo mandato situaron los expresidentes imputados el origen del uso de las tarjetas opacas.

Pero aunque Terceiro admitió que en 1988, siendo máximo responsable de la entidad, fue cuando se aprobó la concesión de visas de representación para los consejeros, estas siempre se controlaron de forma «estricta», se usaron con «austeridad» y eran «transparentes» a Hacienda. El límite de cargo mensual era de 600 euros, pero la media nunca superó los 300, indicó como ejemplo de su uso prudente.

Los exconsejeros Íñigo María Aldaz y Esteban Tejera -actual director general del área financiera y de inversiones de Mapfre- también declararon como testigos. Ninguno llegó a hacer uso de sus tarjetas opacas. Ambos explicaron al juez que disponían de visa para gastos de representación y que presentaban los justificantes correspondientes.

Olivas pide anular la fianza de 800 millones porque es «absolutamente desproporcionada»

El exvicepresidente de Bankia, José Luis Olivas, ha sido el primero en recurrir la fianza civil solidaria de 800 millones de euros que el juez Andreu impuso a la entidad y a su matriz BFA, junto a sus expresidentes, Miguel Blesa y Rodrigo Rato; a la mano derecha de este último, José Manuel Fernández Norniella; y al ex consejero delegado, Francisco Verdú.

Olivas argumenta en su escrito que el importe de la fianza es «absolutamente desproporcionada», por lo que solicita al magistrado que, o bien la anule, o la rebaje a 33 millones, que es la cifra que solicitaron los perjudicados durante la vista que se celebró en la Audiencia el pasado día 9.

El recurso del expresidente del Banco de Valencia también carga contra los dos peritos del Banco de España que cuestionaron la veracidad de las cuentas con las que Bankia salió a bolsa en el verano del 2011. Olivas insiste en que estaba convencido de que, a diferencia de lo que sostienen los inspectores, las cuentas reflejaban la imagen fiel de la entidad. Tanto, que compró acciones por casi 150.000 euros y mantuvo la inversión -salvo «alguna venta» en noviembre del 2011- hasta el 2012, cuando ya no era directivo.

También el ex consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, imputado en la pieza en la que el juez investiga la salida a bolsa de la entidad, recurrió la imposición de la fianza, argumentando que supondría «la destrucción irreversible de su patrimonio personal y familiar» y unos perjuicios de «imposible reparación». Verdú subraya que siempre actuó con «una diligencia razonable» y pide que se aplace la ejecución -Andreu les dio un mes- hasta que se resuelva el recurso.