Merkel bendice el plan de Juncker porque lo fía todo al dinero privado

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La canciller se abona a la austeridad con un presupuesto de déficit cero

27 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El proyecto estrella del flamante Ejecutivo comunitario, el llamado plan Juncker, cuenta con la bendición germana. «El Gobierno alemán apoya el paquete de inversiones del presidente Jean-Claude Juncker» dijo ayer Merkel en el Bundestag. Pero, que nadie se llame a engaño. No es que la canciller haya decidido de repente renegar de la austeridad y empezar a invertir a manos llenas a ver si esto (la alicaída economía europea) se arregla. No es eso, no. Es que el plan de Juncker tiene truco. Y, a decir de los analistas, poca enjundia. Aquello tan castizo de mucho ruido...

«Después de seis años de sacrificio, luchando para restaurar nuestra credibilidad fiscal y promover las reformas, Europa pasa página. Europa está a favor de la inversión. La inversión es el futuro y todo el mundo debe saber que Europa ha vuelto», defendió ayer eufórico el luxemburgués en el Parlamento Europeo. Definió su obra, que echará a rodar en junio del año que viene, como «el mayor esfuerzo en la historia reciente de la UE de movilizar el presupuesto comunitario para desencadenar inversión adicional y sin cambiar las reglas».

Pero, bajando al detalle, la primera conclusión a la que llegan los expertos es que no es para tanto. Y eso, porque de los 315.000 millones que Juncker pretende movilizar para crear 1,3 millones de empleos hasta el 2017, tan solo 16.000 saldrán de las arcas comunitarias (y no es dinero nuevo, procede de reasignaciones). Otros 5.000 los pondrá el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el brazo financiero de la UE. Ni un euro público más. El resto lo tendrá que hacer la inversión privada.

De ahí la complacencia germana. Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, llevan tiempo repitiendo este mantra: hace falta más inversión para salir del atolladero, sí; pero ese dinero tiene que llegar de manos privadas porque la consolidación fiscal es un objetivo irrenunciable.

Déficit cero

Y esa devoción germana por la austeridad quedará consagrada esta semana cuando el Parlamento alemán dé luz verde al Presupuesto del 2015. El primero desde 1969, en el que los gastos no superarán a los ingresos. No será el último, porque ayer Merkel dijo: «Esta política se aplicará en los próximos años. Alemania ha vivido por encima de sus posibilidades, pero eso se ha acabado. Nuestro objetivo es reducir el porcentaje de deuda pública a través de una política presupuestaria razonable».