PSA abre una guerra de costes entre proveedores de Galicia y Portugal por el nuevo modelo

Manoli Sío Dopeso
M. Sío Dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El grupo francés ya ha empezado a adjudicar piezas del vehículo entre las grandes multinacionales de componentes

20 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la bajada salarial recién aprobada, la suerte está echada para la planta viguesa de PSA Peugeot Citroën en su lucha por hacerse con la adjudicación de una nueva gama de vehículos comerciales. Mientras París hace números para ver si el proyecto le sale ahora más rentable en Galicia que en Eslovaquia (tomará la decisión antes de final de año), el escenario de batalla por conseguir carga de trabajo en los nuevos modelos se traslada a los proveedores de componentes a uno y otro lado de la frontera portuguesa.

La razón es que, si Vigo recibe el nuevo lanzamiento, lo hará asociada a la factoría portuguesa de PSA, en Mangualde, (a 100 kilómetros al sur de Oporto), que cobra un especial protagonismo en este proyecto (frente a los anteriores modelos) por sus salarios más bajos y su consiguiente contribución al abaratamiento de costes que reclama el presidente de la multinacional, el portugués Carlos Tavares. Ante esta nueva situación, alentada por el patrón del grupo, la automoción portuguesa tiene mucho que ganar frente al clúster gallego de proveedores.

El propio director de la planta de PSA en Mangualde, Hamid Mezaib, declaró este martes a los medios lusos que la intención del grupo es incrementar el número de proveedores portugueses, que cifró en un 7 % del total, a un porcentaje considerablemente más elevado.

Máxima rentabilidad

La idea del sector portugués es reforzar su propio clúster, emulando a sus rivales gallegos.

La situación preocupa en gran medida a sus competidores gallegos, que temen una pérdida de peso industrial en el nuevo proyecto.

Su visión es que «la opción conjunta Vigo más Portugal es una combinación rentable para la adjudicación del nuevo modelo, pero eso tiene un grave riesgo, y es que se hagan muchos más componentes en Portugal que en Galicia, aprovechando los costes de allí, que son más bajos», explican fuentes de los proveedores gallegos.

Empresarios del sector reconocen que existe presión en las negociaciones para abaratar la factura, pero aclaran que se trata de tiras y aflojas que se desarrollan a título individual y de forma reservada, entre el fabricante de componentes y la central de compras de PSA en París. «Cada uno hará la rebaja y los ajustes que esté en condiciones de hacer para conseguir la carga de trabajo», explican.

A la espera de que el consejo de dirección de PSA decida dónde se va a construir la nueva gama de furgonetas, con el polo Vigo-Mangualde como principal candidatura, el grupo galo ya ha comenzado a adjudicar el desarrollo de componentes a las grandes multinacionales, con centros de producción repartidos por toda Europa. El envío a las filiales que forman parte del anillo de proveedores de Vigo dependerá también de que la planta gallega gane el proyecto.

Auxiliares locales

Estos grandes proveedores como Faurecia, Antolín, GKN, Denso o Benteler tienen centros de producción filiales en el área de Vigo, Pontevedra, Ourense o el norte de Portugal, desde los que generan, a su vez, una segunda red de auxiliares de segundo y tercer nivel que elevan a casi un centenar el número de proveedores locales que participan en la producción de los vehículos de la planta de Balaídos.

Es esta segunda parte del proceso, la de la subcontratación de segundo y tercer nivel, la que está generando más incertidumbre entre la industria auxiliar, de la que dependen en Galicia más de 6.000 puestos de trabajo.