«No alcanzar el nuevo modelo de PSA comprometería el futuro»

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Afirma que el ajuste salarial planteado «es un esfuerzo que merece la pena»

27 oct 2014 . Actualizado a las 11:31 h.

La automoción gallega tiene el corazón en un puño. La multinacional francesa PSA Peugeot Citroën exige duros ajustes, tanto a sus propios trabajadores (bajada salarial) como a la red de proveedores (piezas más baratas), a cambio de la adjudicación de un nuevo modelo, vital para garantizar el empleo y el futuro del sector. Otras fábricas españolas, como Nissan o Seat han pasado ya por ese trance. Mario Armero, vicepresidente de la patronal española de fabricantes de automóviles, Anfac, llama a este proceso «lucha por la competitividad».

-Todas las adjudicaciones de vehículos a fábricas españolas exigen a cambio ajustes, especialmente de sueldo. ¿Es inevitable?

-Todos los aspectos son importantes, el energético, el logístico y también el salarial. Es así porque otros países están mejor que nosotros. Todos los aspectos suman.

-España es, después de Portugal y Eslovaquia, el país de mano de obra más barata para la automoción. ¿No es peligroso ser competitivo bajo la etiqueta de país «low cost»?

-No competimos por tener los salarios más bajos. Competimos por mejorar procesos industriales con valor añadido, por la formación y la calidad. El mundo quiere tecnología y la tecnología es ingeniería y es industria.

-¿Pero lo que se pide a las plantas españolas es menos sueldo?

-España puede ganar la batalla de la competitividad industrial, pero todos los aspectos son importantes, y el social y laboral también lo es. Aquí hay que apelar a la responsabilidad de los agentes sociales. Su participación en alcanzar más cuotas de flexibilidad es necesaria para convertir a España en centro neurálgico de la automoción mundial.

-La planta de PSA Peugeot Citroën de Vigo se encuentra en la encrucijada de reducir costes salariales o perder la adjudicación de un modelo. ¿No ceder puede poner en peligro la propia fábrica? -La asignación de un nuevo modelo es una tarea difícil. Conlleva nuevas planificaciones y para ello se necesitan hacer nuevos ajustes.

No cabe duda de que no alcanzar la adjudicación del modelo [de PSA] que supone el 50 % de la producción de la factoría, comprometería la viabilidad futura de la instalación de Vigo. Sin embargo, si esta situación la vemos en positivo, ganar esa lucha supondrá para la planta un período más largo de estabilidad. El esfuerzo merece la pena.

-Una planta que es la más productiva de PSA en Europa y la primera de España, ¿puede ser prescindible de la noche a la mañana?

-No es que sea prescindible de un día para otro. Pero la lucha por la adjudicación de inversiones industriales es mundial. Otros países adecúan y mejoran su competitividad. Por ello, el incremento de productividad ha de ser constante.

-¿Ha pasado el peligro de las deslocalizaciones?

-El fantasma de la deslocalización no desaparecerá nunca porque la lucha por atraer nuevas inversiones es global. Cada día aparecen nuevos países con nuevas ventajas a los inversores. El esfuerzo para la deslocalización no solo tienen que hacerlo los fabricantes, la industria de componentes que está en el entorno de la fábrica. Una nueva adjudicación es una nueva oportunidad. Por cada empleo que se crea en las fábricas de vehículos se crean cuatro en los componentes.

-¿Cómo puede afectar a España el problema de la sobrecapacidad de producción? ¿Sobran fábricas de coches?

- Hoy en día, las fábricas en España están trabajando a un nivel de entre un 75 % y un 80 % de su potencial. Es el momento de afrontar una mayor carga de trabajo.