Galicia mide fuerzas con una Navantia que no sale a flote en Ferrol

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

Movilización de la plantilla de Navantia Ferrol tras conocer el desvío de trabajo a Cádiz.
Movilización de la plantilla de Navantia Ferrol tras conocer el desvío de trabajo a Cádiz. josé pardo< / span>

El desvío de obra del flotel a Cádiz enrarece la relación laboral y política con Revuelta

05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi dos años y medio después de que se pusiera al frente del timón de los astilleros públicos españoles, las relaciones de la empresa que preside José Manuel Revuelta con Galicia están más enrarecidas que nunca. La decisión de Navantia de desviar parte de la obra del flotel de Pemex encargado a Ferrol al astillero de Puerto Real (Cádiz) ha unificado a trabajadores de los astilleros de la ría y políticos del PP gallego -pese a que los primeros no han ahorrado críticas a la gestión del naval por parte de los segundos- en su indignación. Una decisión que ha disgustado en extremo a la Xunta, artífice del contrato, cuando en el astillero ferrolano hay un 60 % de trabajadores sin faena y otros 4.000 auxiliares en el paro. Este es el último capítulo en la escalada de malestar que ha marcado en los últimos tiempos la relación de Revuelta con operarios y políticos gallegos.

Dique Flotante

Primeras fricciones. La creación de una comisión para el estudio de la viabilidad técnica, económica y jurídica del dique flotante que se demandaba en los astilleros de la ría originó los primeros desencuentros con el naval gallego, con momentos de gran tensión, como los vividos cuando directivos de la SEPI y Navantia tuvieron que salir escoltados del astillero ferrolano por los antidisturbios tras horas de bloqueo por los trabajadores. Los comités de empresa y alcaldes de la Mancomunidad de Municipios de la Ría lograron forzar que se hiciese una consulta a Bruselas, aunque tras varios cruces de responsabilidades entre el Gobierno español y la Dirección General de la Competencia comunitaria, el proyecto ha entrado en vía muerta.

Carga de trabajo

Una larga sequía. El equipo de José Manuel Revuelta llegó a la compañía pública con el objetivo de lograr encargos que pusieran fin a la sequía de seis años de pedidos que arrastraban y de sanear las cuentas. Pero no fue hasta febrero de este año cuando se anotó el primer encargo para la fabricación de un buque, el de Pemex, gestionado directamente por la Xunta, que no ha dejado de reprocharle su improductiva gestión comercial. Pese a todas las ofertas lanzadas, nada evitó que el pasado diciembre por primera vez en su historia los astilleros de Ferrol y Fene se quedasen sin ninguna carga de trabajo. En plena campaña electoral y acuciado por la crisis del sector, Núñez Feijoo llegó a instar a Navantia a que «moviera el culo» para lograr nuevos encargos, lo que avivó el malestar con la dirección de la compañía. Unas críticas que no han dejado de sucederse desde entonces. Tampoco se han logrado los objetivos en cuanto al saneamiento económico de la empresa pública, aunque se han reducido, pasando de los cien millones de pérdidas con los que se preveía cerrar el 2013, a 60. La rentabilidad, sin carga de trabajo, sigue siendo un objetivo pendiente.

Plan de viabilidad

Ajustes frenados. José Manuel Revuelta evidenció su fuerte carácter tras enviar una carta a sus trabajadores, en el otoño del 2013, subrayando las difíciles circunstancias en las que se encontraba la empresa, a la que llegó a situar fuera del mercado y con productos y sistemas obsoletos, lo que provocó airadas críticas. Los primeros estudios del anunciado plan de viabilidad, que finalmente quedó aparcado, pintaba un panorama aún peor, con recortes de hasta un 30 % de los costes fijos, lo que disparó las alertas sobre posibles cierres de centros y adelgazamientos de plantilla, que la empresa negó. Sin embargo, la sombra de una nueva reconversión movilizó a los cargos del PP de la comarca, que llegaron a protagonizar una inédita concentración delante de la SEPI y Navantia en Madrid para pedir soluciones a la crisis del naval. Fue el momento álgido en el deterioro de la relación con el naval ferrolano.

Convenio

División norte-sur. La firma, hace escasas semanas, del nuevo convenio colectivo de los astilleros públicos entre la dirección de la empresa y delegados de CC. OO. de Cádiz y Cartagena que habían sido desautorizados por este sindicato, avivó el malestar entre la plantilla gallega, la única de todo el grupo que manifestó su oposición al nuevo texto laboral, que deja la puerta abierta a partir del próximo año a la puesta en marcha de algunos ajustes.

Desvío a Cádiz

Atrasos en el flotel. Los bandazos que han caracterizado la ejecución del flotel -planificación de la obra incluyendo primero a Fene y luego excluyéndolo y una política de compras que ha demorado los plazos- vive su último capítulo con el desvío de parte del trabajo al astillero de Puerto Real (Cádiz). Los operarios ferrolanos denuncian una estrategia para poner en duda la capacidad de la factoría naval, mientras que el PP gallego se ha declarado indignado con la medida y ha disparado de nuevo contra la dirección. Los sindicatos recuerdan que el presidente es un cargo público nombrado por el Gobierno y exigen ceses, que los populares de la comunidad pongan a prueba su fuerza en un pulso en el que hasta ahora la balanza siempre se ha decantado del lado de José Manuel Revuelta.