La eurozona apuesta por las reformas para conjurar una tercera recesión

m. Mora / a. lorente REDACCIÓN / LA VOZ, COLPISA

ECONOMÍA

MATTEO BAZZI

Holanda cierra la puerta del Eurogrupo a De Guindos hasta mediados del 2015

13 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El BCE está cumpliendo su parte del trato. Y así se lo hizo saber ayer su presidente, Mario Draghi, a los ministros de Finanzas de la moneda única. Llegó el banquero a la reunión del Eurogrupo con un plato bien repleto de medidas recién horneadas: una rebaja histórica del precio del dinero (ahora en el 0,05 %), un incremento de la pena que impone a los bancos por dejar el dinero ocioso en la caja de Fráncfort y, sobre todo, un ambicioso programa de compra de deuda privada a través de titulizaciones, al que no le ha puesto aún cifra, pero que el mercado calcula en medio billón de euros.

Y eso, sin contar con las dos nuevas barras libres de liquidez anunciadas en junio que regarán la banca con hasta un billón de euros.

Todo para que el crédito llegue de una maldita vez a pymes y familias.

Al italiano se le acaba la munición. Y la paciencia. Solo le queda un as en la manga: la puesta en marcha de compras masivas de deuda pública al estilo de la Fed. Pero, para eso hay que convencer a Alemania. Con la Iglesia hemos topado.

Años mareando la perdiz

Agotada prácticamente las vías monetarias, llega el turno de los Estados, advierte Draghi. Tienen que tomarse en serio las cosas y aplicar, de una vez por todas, las reformas estructurales con las que llevan mareando la perdiz desde hace años. Francia e Italia, sobre todo. Porque España, obligada por el rescate, ya ha hecho parte del trabajo. Y los que se lo puedan permitir -Alemania básicamente- dar rienda suelta a las inversiones. Eso y abrir algo la mano con la disciplina fiscal. Ese es el plan del italiano (reformas, política monetaria y estímulos fiscales) para conjurar el demonio de una tercera recesión, ya en ciernes. Palabras mayores.

Un peligro del que cada vez hablan más voces. Incluida la del ministro De Guindos. «La zona euro prácticamente se ha parado. Está en crecimiento cero y existe ese riesgo [de una nueva recaída]. Estamos preocupados», admitió ayer el ministro en Milán, al término de la reunión con sus colegas del Eurogrupo. Aunque eso sí, descartó que el parón europea vaya hacer mella en la recuperación de España. Sea como fuere, parece que el rapapolvo y la preocupación de Draghi por el estado del enfermo han hecho mella en los responsables políticos del club del euro. «La zona euro ha entrado en una nueva era», anunció el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tras la larga e intensa reunión de Milán.

La prioridad, el crecimiento

«Antes -añadió el holandés-, la prioridad era garantizar la estabilidad financiera. Ahora, debemos hacer todo lo necesario para apoyar el crecimiento».

Para intentar cambiar el rumbo, los ministros de Finanzas del euro se comprometieron ayer en Milán a sentar las bases de una política económica «integral» que consiga aunar una mayor flexibilidad de los objetivos de déficit, la materialización de reformas estructurales, una política fiscal expansiva y sobre todo, un impulso decidido a la inversión. Y eso, sin saltarse, claro, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

El jefe del Eurogrupo habló de la necesidad de impulsar medidas que favorezcan el crecimiento y, por ende, la creación de empleo, pero también advirtió de que las reformas estructurales son condición sine qua non para que países como Francia puedan recibir, de nuevo, más tiempo para cumplir el déficit.

Mientras, el comisario de Asuntos Económicos, Jyrki Katainen, explicó que la Comisión concretará antes de final de año un nuevo programa inversor que inyectará en el sistema al menos los 300.000 millones prometidos por el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, en su investidura.

Jarro de agua fría

Por lo demás, Holanda acabó ayer de un plumazo con las aspiraciones de España a presidir el club de euro. Las diferentes hipótesis que manejaban en la Moncloa para acelerar el nombramiento de Luis de Guindos antes de que Dijsselbloem acabe su mandato en junio del 2015 se esfumaron de un plumazo. Ya no hay planes B, ni C ni D. Solo queda esperar y sobre todo cruzar los dedos para que nada se tuerza.

La última bala que le quedaba a España en la recámara era de fogueo.

Así lo aseguró la portavoz del ministro holandés a los corresponsales españoles mientras se celebraba en Milán la reunión de los ministros de Finanzas del euro. «El señor Dijsselbloem no tiene ninguna intención de presentarse al cargo de la presidencia del Mecanismo Único de Resolución», del MUS, de la herramienta de la Unión Bancaria que se encargará de la reestructuración y la liquidación de bancos en problemas. No. Así, sin ambages. «Lo hemos dicho en numerosas ocasiones. Ahora tiene dos trabajos, está muy contento con lo que hace y agotará su mandato». Debate agotado