¿Hay riesgo de deflación en España?

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

El IPC cayó en agosto un 0,5 % interanual, la bajada más acusada desde el 2009, y podría retrasar la recuperación

29 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El índice de precios de consumo (IPC) retrocedió en agosto un 0,5 % interanual, según avanzó ayer el Instituto Nacional de Estadística, que achaca «principalmente» este comportamiento a la bajada de precios de los carburantes y lubricantes, frente a la subida que experimentaron el pasado año. Respecto al mes anterior, el IPC subió una décima.

Pero que los precios bajen, que, a priori, podría parecer una buena noticia, ha encendido las alarmas de muchos expertos, que ven en el horizonte el fantasma de la deflación si la tendencia no frena, y así frenar la recuperación. Y es que la caída de agosto es la segunda consecutiva, después de que en julio el IPC marcara tres décimas en negativo. La cuarta en once meses. Y la bajada más acusada desde que en octubre del 2009 se desplomaran un 0,7 %. Si hay motivos para la alarma y por qué se responden a continuación:

¿Es bueno o malo que bajen los precios?

La respuesta es obvia para los consumidores: mucho mejor que bajen, porque tendrán una mayor capacidad de compra con la misma renta disponible. Las empresas, por contra, preferirán elevarlos para lograr unos mayores márgenes, que solo podrían mantener, en caso de que los precios cayeran, aumentando mucho su volumen de ventas. Pero el problema es complejo cuando el foco pasa del análisis micro al macroeconómico, es decir, se abre al conjunto de la economía y entran en juego el crecimiento del PIB y el pago de la deuda.

¿A quién beneficia?

Cuando los precios caen de forma moderada, la capacidad de compra de las familias -muy castigadas en la crisis por bajadas salariales y subidas impositivas- es la principal beneficiada.

¿A quién perjudica?

La cara menos amable aparece cuando, obligadas por el paro, los recortes salariales, las deudas y la asfixia fiscal, las familias renuncian a consumir. Las empresas que proveen productos y servicios rebajan entonces los precios para tratar de reactivar la demanda que, sin embargo, seguirá sin pulso porque la ciudadanía pospondrá sus compras a la espera de precios aún más bajos. Esto provocará, a su vez, recortes de costes en las empresas, más paro, menos consumo y vuelta a empezar. Se convierte en una peligrosa espiral.

¿Qué es la deflación?

Es la caída generalizada y mantenida en el tiempo del nivel de precios de bienes y servicios. Hay que distinguirla de la inflación negativa, que es una bajada transitoria y coyuntural, debido a caídas en los precios de los productos y servicios más volátiles, como combustibles o alimentos.

¿Hay riesgo de deflación en España?

Hay división de opiniones. Aunque ganan terreno los expertos que sostienen que, si el BCE no actúa ya y no hay medidas fiscales de estímulo de la demanda, tal escenario está servido.

¿Qué peligros implica?

La deflación delata a una economía enferma y profundiza sus desequilibrios. Sus dos efectos más temidos son dos. En primer lugar, al bajar los precios, el PIB se reduce automáticamente, pero no así la deuda, y cabe recordar que la de España sobrepasa el billón de euros. Y en segundo lugar, encarece de facto los intereses, lo que afecta a todas las deudas, públicas o privadas.