La toxina obliga a paralizar la creación de empleo en conserveras y cocederos

María Hermida
maría hermida RIBEIRA / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN CARLOS GIL

Las empresas dicen que están en juego hasta 1.000 puestos por la marea roja

20 ago 2014 . Actualizado a las 20:41 h.

La Galicia que mira al mar, sobre todo la que tiene su costa salpicada de bateas, está acostumbrada a convivir con la marea roja o toxina que afecta al mejillón, un proceso natural que impide extraer el molusco y que, precisamente, siempre se llevó con naturalidad. Salvo años puntuales, en los que algún episodio tóxico se prolongó sobremanera, la marea roja se tomaba como un sarampión pasajero que no solía provocar turbulencias en el potente sector bateeiro. Pero las cosas cambiaron. Distintas razones convirtieron los ejercicios 2012 y 2013 en años horribles para este ámbito económico. Y, en ese contexto de malas noticias, los cierres por episodios tóxicos, como el actual, que mantiene parada la producción de mejillón en casi toda Galicia, suponen un enorme mazazo. Los productores se desesperan al no poder vender y cocederos y conserveras frenan la habitual creación de cientos de puestos de trabajo en esta época porque no tienen un solo kilo de bivalvo que poder envasar.

La purga roja llegó para quedarse, al menos por ahora, justo cuando más daño podía causar. El mejillón, tal y como manifestaban ayer distintas voces autorizadas de los productores y de la industria conservera, está «no seu mellor momento, con moita carne e en excelentes condicións de ser envasado».

Las jornadas anteriores a la aparición, las descargas eran frenéticas en los puertos de referencia, como los de la ría de Arousa. Los mejilloneros reconocen que cocederos, depuradoras y conserveras no dejaban de llamar a sus puertas demandando bivalvo. Además, este año lo hacían con mayor ímpetu porque la producción del principal competidor del mejillón gallego, el llamado chorito chileno, tuvo un severo traspiés. Conclusión: se trabajaba a un ritmo prometedor.

Las conserveras estaban o bien empezando la campaña de envasado del mejillón -que se hace ahora, precisamente, por las buenas condiciones del producto- o ya en su pleno apogeo. Algunas empresas ya habían creado empleos, ya que la campaña es tan fuerte que no llega el personal habitual. Y otras tenían pensado llamar a trabajadores de forma inmediata. Pero el cierre masivo de polígonos de mejillón y el rápido desabastecimiento de los mercados frenaron en seco a las empresas.

Mientras esté bien

Hay conserveras de la ría de Arousa que contrataron personal el lunes de la semana pasada y el viernes lo mandaron de vuelta a casa. Lo mismo ocurre en cocederos. Uno de ellos, también de Arousa, reconocía ayer que a estas alturas debería funcionar con una plantilla de medio centenar de personas y que, sin embargo, por culpa de la toxina, no cuenta ni con una decena de empleados. Anfaco, la patronal del sector de la conserva, daba ayer el siguiente dato: están en juego entre 500 y 1.000 puestos en las industrias conserveras y transformadoras si la situación persiste.

Unos y otros, desde productores a conserveros, intentan agarrarse a la esperanza de que la marea roja remita pronto. La cuestión es si lo hará mientras el mejillón esté con carne y en óptimas condiciones o si, por el contrario, este sector, estratégico en Galicia, tendrá que volver a enfrentarse al otoño y al invierno con la producción sin vender.