Los guardas de las cofradías exigen más medios contra el furtivismo

F. F. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Denuncian que los ilegales conforman violentas bandas organizadas

19 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La asociación de guardapescas de Galicia reclama más medios a la Consellería do Mar para luchar contra el furtivismo. Carlos Macho, presidente del colectivo, compuesto por 93 asociados que se dedican a preservar los recursos pesqueros y marisqueros de las cofradías, denuncia que un solo vigilante por pósito tiene que enfrentarse a diario con bandas organizadas integradas por «auténticos delincuentes que buscan el dinero fácil en la almeja y el percebe». Estos grupos suelen operar con furgonetas o potentes lanchas fueraborda. «Hay auténticas mafias organizadas, ha entrado delincuencia que antes se dedicaba a robar que ahora ha visto otra manera lucrativa de sacar dinero y nosotros hemos ido perdiendo medios», detalla Macho.

Por contra, los vigilantes, contratados con subvenciones oficiales de la consellería, suelen trabajar con «su propio coche y pagando el combustible de su bolsillo», explica Macho.

El presidente de la asociación constata que en los últimos años se ha producido un repunte del furtivismo, especialmente en verano. Macho reclama, además, que para afrontar el problema sería precisa una mayor coordinación de los guardapescas con las fuerzas de seguridad, como policía autonómica, guardia civil y Gardacostas de la Xunta.

Los vigilantes de las cofradías son una figura de seguridad privada que están habilitados por ley para denunciar cualquier actividad ilícita, detener al infractor, incautarse de los útiles usados y registrar vehículo o embarcación. Sin embargo, Macho reconoce que «por problemas de apoyo no puedes hacerlo» a riesgo de resultar agredido. Porque los furtivos «no tienen miedo a nada, porque se han ido envalentonando al sentirse intocables. A veces llegan armados, con cuchillos de monte, machetes, herramientas afiladas...», relata el presidente de la asociación. Macho admite que él mismo ha padecido en sus carnes agresiones: «Siempre tratas de evitar la confrontación, pero a mí me han agredido, insultado, me han hecho de todo».

En cuanto a las zonas de Galicia más azotadas por el furtivismo, Carlos Macho cita la ría de Ferrol por las pérdidas económicas y de recursos. «Es una zona muy rica en bivalvos y percebes, pero está muy esquilmada porque el furtivismo es galopante. En Mugardos hay un asentamiento que tiene su modo de vida allí. Todos los días bajan a la playa dos veces para coger el producto y venderlo. Hacen lo que les da la gana. Se llevan mucho marisco que se comercializa y lo más grave es que está contaminado». En A Coruña, añade el representante de los vigilante, ocurre algo similar. También la costa de Carballo está siendo esquilmada por los percebeiros ilegales a los que «les da igual dejar una piedra limpia con tal de llevarse un dinero para el día».